Innovación universitaria para el campo

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Escrito por:

Eduardo Verano de la Rosa

Eduardo Verano de la Rosa

Columna: Opinión

e-mail: veranodelarosa@hotmail.com



La Universidad de Sao Paulo es determinante en el crecimiento económico de su Estado. Su Facultad de Ingeniería de Alimentos y sus cuatro programas de Zootecnia, Medicina Veterinaria e ingenierías de Biosistemas y Alimentos, transforman la mentalidad de su economía agroindustrial.

A tres horas de Sao Paulo, en un campus rural de 1.200 hectáreas, inició labores, con muchas dificultades, en el año 1940, impulsada por el sector privado. En 1965 la absorbió la Universidad de Sao Paulo y hoy tiene 1.700 estudiantes de pregrado y 300 de posgrados.

Su énfasis está en los laboratorios de investigación de alimentos que han cambiado la historia económica de ese Estado, al darle a su actividad agrícola un énfasis cada vez más científico, lo que ha posibilitado el desarrollo de productos novedosos y naturales que generan mayor rentabilidad.

Si el Estado de Sao Paulo, con 44 millones de habitantes, no se hubiese volcado hacia la agroindustria avanzada, hoy su economía no estuviera fortalecida y pasaría por las mismas dificultades del resto de Brasil. Marcaron la diferencia.

Son famosos sus proyectos de investigación realizados por estudiantes: se destaca el de la citrulina, aminoácidos que se encuentran en la cáscara de la patilla, que se bota y se pierde, y que hoy ellos utilizan como fuente para productos contra la disfunción eréctil.

También la investigación sobre el quitosano, tan útil para la medicina, hecho de residuos de caparazón de cangrejos y las pectinas extraídas de las cáscaras de naranja con las que se hacen recubrimientos de “quesos costeños” para su mayor conservación.

Se han especializado también en Ingeniería Genética aplicada a la ganadería. Han logrado aumentar significativamente la producción de carne y leche de calidad al utilizar la fertilización invitro. Hoy son líderes mundiales en cruces genéticos de ganado bovino, corderos y cerdos.

Han conseguido un contundente respaldo del Gobierno en desarrollo tecnológico: por cada real que invierten, les transfieren otro. En los últimos 18 años han obtenido un importante paquete de patentes internacionales en ingeniería de alimentos que se han convertido en fuente de ingresos para las universidades.
El gran ejemplo mundial es “Gatorade”, que en 1965 fue desarrollado por científicos de la Universidad de la Florida para apoyar con una bebida energizante a los jugadores de su equipo de fútbol americano: los “Gators”. Hoy la universidad ha recibido más de USD$1.000 millones en regalías por la patente.
En la Universidad de Sao Paulo han desarrollado también nanotecnologías al usar sensores inalámbricos. Se han convertido en especialistas en mediciones biométricas de animales con biosensores de bioquímica para peces y especies botánicas.

Han desarrollado nuevas áreas de investigación mediante drones para estudio de suelos. Se han convertido en destacados promotores de doctorados con grupos específicos de investigación. Su agroeconómia se basa en incubadoras de empresas para la gestión de agronegocios dentro de la misma facultad. Sus estudiantes salen con proyectos empresariales ya desarrollados.

Avanzan en investigación en biotecnología, reproducción, preservación y repoblamiento de especies de peces y otras tendencias dedicadas especialmente a la pesca oceánica. Sus objetivos son claros: una combinación de conservación y preservación con ingeniería genética que hoy permite una gran producción en cautiverio.

En fin, un modelo a seguir.