Preparar a América Latina

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eduardo Verano de la Rosa

Eduardo Verano de la Rosa

Columna: Opinión

e-mail: veranodelarosa@hotmail.com



El Harvard Kennedy School,  a través del GEM (Global Empowerment Meeting), invita anualmente a líderes responsables de políticas públicas para analizar cómo convertir a Latinoamérica en un continente más próspero.


Se utilizan estudios y modelos académicos desarrollados en Harvard como el Mapa Económico de Complejidad y, a través de talleres, se discute sobre cómo fortalecer la economía focalizándose en actividades cada vez más productivas y complejas. Definitivamente la innovación es la que manda. La nueva economía está basada en el conocimiento y en actividades que requieren mayor elaboración de productos con altas tecnologías que generan mejores niveles de retorno de la inversión lo que robustece la actividad productiva. Todo esto tiene que guiarse desde el gobierno y las instituciones académicas. La principal tarea es construir las habilidades que permitan tomar decisiones acertadas en la construcción de una economía más sólida. La meta es clara, hay que lograr un crecimiento más sostenible, llegar a niveles de excelencia y soluciones locales más sofisticadas en materia tecnológica. La ruta es más sistemas, más programación.

También se da gran importancia a la construcción de un sentimiento de unión y pertenencia de lo que significa “nosotros” como país. Cuando los líderes dicen “nosotros” se refieren a toda la población que merece mayor atención, así se convierte en un propósito nacional.

Latinoamérica tiene que superar sus barreras mentales para que la innovación haga parte natural de su cultura y su lengua. Hay que levantar generaciones futuras con conocimientos más sólidos y con la formación necesaria para lograr desarrollo a todo nivel. Lo novedoso, a nivel mundial, son los centros de innovación, modernas organizaciones conformadas por varias empresas enfocadas a la colaboración, dotadas de alta tecnología y con equipos humanos multidisciplinarios. Se impulsan grandes procesos creativos, a través del intercambio oportuno entre culturas interempresariales para aprovechar lo mejor de cada una.

Las economías cerradas son las que menos avanzan. El secreto es atraer el conocimiento y la inteligencia de otros países para prosperar más rápidamente. Singapur y Panamá se han distinguido por ser los que más han atraído científicos, académicos y empresarios especializados en las más modernas tecnologías, lo que les ha permitido dar saltos en sus economías.

Colombia es un ejemplo contrario. Ha sido reacia y poco exitosa en atraer expertos extranjeros para mejorar su economía y su aparato productivo.

Nuestro país debe fortalecerse con el conocimiento extranjero. Es como usar parte del cerebro de los países más avanzados para acelerar los procesos locales de desarrollo científico, económico y cultural. Lo demás es encerrarse y negarse a prosperar.

Los científicos, empresarios y banqueros de otros países nos pueden aportar mucho porque han quemado etapas, por las cuales, no hemos pasado. El mundo será entonces un pañuelo. La clave es que, aunque logremos mayor cooperación de otros países, jamás debemos perder el sentido de “nosotros”.

Los países tienden a unirse para volverse más fuertes, es el caso de la Unión Europea. Se generan cada vez más espacios de cooperación que les permiten crecer de una manera más acelerada. Los que no lo hagan se quedarán. Con esa mayor cooperación llegaremos a etapas de desarrollo sólidas, superiores y consistentes en el tiempo.