De Vargas Lleras a naranjo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Con la excusa de "la ropa sucia se lava en casa", todo lo inapropiado que sucede al interior del hogar se mantiene en secreto.
Es supuestamente de mal gusto que estas intimidades salgan del ámbito privado y lleguen a ser públicas. Eso suena relativamente aceptable si no fuera porque precisamente es dentro del hogar donde se cometen los delitos más atroces contra las mujeres, los niños y los adultos mayores. Por alguna razón, cada día preocupa más la llamada violencia intrafamiliar, que afecta especialmente a las poblaciones que aún se consideran débiles.

Como en todo hay excepciones, pero por lo general estas agresiones especialmente contra las mujeres y peor aún, contra niñas o niños, son cometidas por hombres. Se confían muchos agresores en la norma de la supuesta privacidad. Así todo el vecindario escuche permanentemente gritos y golpes, todo se queda en el chisme de barrio, porque esos actos violentos son parte de la vida privada de las personas.

La violencia intrafamiliar es el pan de cada día en nuestro país y en muchos más, y los feminicidios —asesinatos a mujeres por el hecho de serlo—, aumentan de manera preocupante. Algo igualmente grave son los delitos sexuales contra menores de edad, especialmente niñas, lo cual no significa que los niños varones estén fuera de peligro. Estos últimos son víctimas de abuso en edades más tempranas, alrededor de los 10 años en promedio y en el caso de las niñas ronda los 13 años, de acuerdo a Medicina Legal para el año 2015. Los que quieren ignorar la dimensión de esta patología social —si cabe el término—, se limitan a afirmar que simplemente este hecho obedece a las mayores posibilidades de denuncia, pero que siempre ha existido. Esto, lejos de ser una disculpa aceptable para no castigar estos actos, es prueba de que siempre dentro del hogar han sucedido hechos muy lamentables que deben salir a la luz para ser sancionados. Y que precisamente por haberlos tomado durante siglos como relaciones naturales entre el jefe del hogar y otros miembros del hogar, ha llevado a que hoy se reconozca como un grave problema de convivencia dentro de las familias.

Por lo anterior, resulta absolutamente criticable lo que sucede con los deportistas destacados, como es el caso del jugador de la Selección Pablo Armero, quien resultó ser lo que nuestros antepasados calificaban como individuos que eran "luz en la calle y oscuridad en la casa." Eso es exactamente lo que ha demostrado ser este jugador colombiano de fútbol, que no tiene problema en ser un personaje violento con su compañera al interior de su sagrada familia. Pero pobre quien lo critique, especialmente si es una mujer, porque lo menos que le sucede es que la amenacen, la persigan y la insulten, como es el caso de Andrea Guerrero. Esto es exactamente lo que le sucedió a esta periodista, que se atrevió a criticar su convocatoria en público y a cuestionar, que semejante personaje se tomara como modelo por parte de este país, que le perdona todo a los hombres que se destacan.

Mientras se siga considerando el hogar como un lugar donde las normas las fija el jefe y todo lo que hace le será perdonado, este flagelo que afecta principalmente a mujeres y niños, pero también se da contra los adultos mayores, lejos de resolverse se seguirá agravando. La intimidad del hogar no pude seguir siendo sagrada, si dentro de él se cometen claras violaciones a los derechos humanos contra sus miembros. Por ello, es necesario que cuando las circunstancias descritas se presenten, estas salgan de la oscuridad que supuestamente debe existir dentro del hogar, para que actúe no solo la sanción social para los agresores, sino la sanción judicial, y se castigue como corresponde a los responsables.