Misterios sin resolver

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Al final de cada año queda una serie de misterios no resueltos. Clásicos infaltables a escala universal son el asesinato de JFK, la identidad de Jack El Destripador, el Triángulo de las Bermudas o la autenticidad del Santo Sudario. Colombia tiene su catálogo propio, casi en su totalidad crímenes insolutos, como el de Jorge Eliécer Gaitán, Luis Andrés Colmenares o Álvaro Gómez Hurtado. Poco hay de picaresca y sí, mucho de morbo y enigmas.


La serie documental “Making a murderer” narra la historia de Steven Avery, condenado el asesinato de Teresa Hallbach. Según los productores, las dudas son más que las certezas y la condena fue producto de una confabulación orquestada por el sheriff del Condado de Manitowoc, quien lo tuvo encerrado por 18 años. Liberado, vuelto a apresar, y liberado gracias a que las pruebas de ADN coincidían con las de Gregory Allen, ajeno a Avery; no obstante, fue detenido nuevamente. Aun cuando el asesinato de Hallbach sigue sin resolver, para la justicia de Wisconsin Avery sigue siendo culpable, y no se ha podido realizar un nuevo juicio ni puede obtener un indulto de la Casa Blanca, por cuanto él y su sobrino Brendan Dassey, también convicto por ser cómplice de ese homicidio sin resolver y sin culpables, son prisioneros estatales.

El vuelo de Malaysia Airlines contiene incógnitas similares a las que en su momento despertó el “Mary Celeste”, encontrado en medio del océano por la nave “Dei Gratia”. El bergantín fantasma indicaba una huida precipitada sin razones evidentes. No había huellas de asalto, motín a bordo, daño del barco, ni la bitácora del capitán tenía registros del motivo del abandono. Nunca hubo rastros de los navegantes; en 2015, el periodista Francisco García Novell relacionó la aparición de unas personas muertas, encontradas en dos barcas cerca de Asturias, con la tripulación del “Mary Celeste”. En cuanto al avión perdido, es insólita su desaparición en un territorio tan vigilado como el Océano Índico y con la tecnología disponible más moderna de la historia. No hay rastros del Boeing 777 que iba hacia Pekín, ni de sus 239 ocupantes. ¿Qué sucedió: explotó, fue derribado, sufrió un atentado o fue secuestrado por parte de pasajeros con identidades falsas? ¿Nadie da razón? ¿Dónde fue a dar ese avión tan grande, desaparecido sin vestigio alguno? Algunos trozos de metal hallados en 2015 en Isla Reunión y en Mozambique sugieren, sin confirmación, que podrían tratarse de restos del avión.

Este caso es perfecto para una novela de Agatha Christie o Sir Arthur Conan Doyle Hércules Poirot y Sherlock Holmes podrían contribuir a la solución. El 1° de enero de 2012, fueron encontrados en los bosques de Anmer (Sandringham State) los restos de la joven de origen letón, Alisa Dmtrijeva, de 17 años. Nada especial si no tuviera el ingrediente propio de la novelesca británica: el terreno es propiedad de la Reina Isabel II, sitio de su descanso navideño. La agraciada chica había desaparecido meses antes de Friars Street, del poblado Kings Lylnn, condado de Norfolk. La tranquilidad de la diminuta villa de 63 habitantes se perdió por completo por un buen tiempo. No obstante el sempiterno despliegue de la Guardia Real y la pompa imperial, jamás el pequeño pueblo tuvo revuelos, ocupó titulares de prensa ni tuvo tantos visitantes ávidos de resolver el misterio. Creen los lugareños que el cadáver de la adolescente fue tirado allí, pues el pueblo es seguro, y hay escasas historias de crímenes. En Anmer, en 1974, fue encontrado un cadáver decapitado de una mujer embarazada –nunca identificada- y una mujer joven desapareció de un camping sin dejar rastro alguno.

En el mundo, la lista de casos sin resolver es infinita; de la historia reciente están: el caso de Taman Shud y la desaparición de los hermanos Beaumont en Somerton (Australia), el del cortijo de los Galindo, en Sevilla (España), la misteriosa muerte de Natalie Wood, los jeroglíficos de Kazajistán (similares a las líneas de Nazca) o el creador del bitcoin. Misterios con sus propias teorías de conspiración en las que alienígenas, reptilianos, seres de otras dimensiones o miembros de sectas secretas pueden ser los autores. Lo importante es, algún día, dilucidar los hechos completamente y con explicaciones incuestionables.