En estos días he estado escribiendo y hablando sobre el cómo iniciar un proyecto o una empresa.
Esta esperanza debe estar acompañada de la confianza en ti mismo; debes confiar en ti, en tus capacidades, en tus cualidades y en que tendrás la mejor actitud para seguir adelante. Quien desconfía de sí mismo está condenado a fracasar. Tú sabes lo valioso que eres y las posibilidades que tienes y confiando en ellas te lanzas a conquistar lo que sueñas y deseas con todas las fuerzas de tu ser. Tu pensamiento te tiene que decir que eres capaz, tus palabra tienen que expresar la confianza que hay dentro, las acciones tienen que estar untadas de esa seguridad interior de que eres capaz de lograrlo.
Y se necesita trabajar y trabajar. Nada cae del cielo. Lo que queremos conseguir lo tenemos que trabajar duro. Con esfuerzo, dedicación, inteligencia, firmeza y ternura. Desde que te levantas hasta que vuelves a dormir estás en disposición de hacer todo lo que es necesario para alcanzar las metas que tienes. Solo así podrás volver tus sueños realidad. Muchos fracasan porque esperan que el azar les ayude y eso no va a pasar. Otros le dejan la tarea a Dios creyendo que Él nos suplantara en nuestras tareas, lo cual no es lo que se expresa en la Biblia; en la cual Dios siempre respeta la libertad humana y no lo suplanta nunca. Tienes fe y debes confiar en Dios, Él te dará fuerza para trabajar hasta el extremo y conseguir tus objetivos.
Son las tres actitudes que te invito a tener en todos los proyectos que inicias. Estamos en tiempos de evaluación y planeación, es necesario tener presente estas actitudes para trabajar.