Mentiras y verdades sobre la Reforma Tributaria

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



El oportunismo de los políticos colombianos no tiene nombre. El 18 de octubre presentó el Gobierno la Reforma Tributaria al Congreso y con absoluta seguridad muy pocos parlamentarios —probablemente ninguno— habían leído las 182 páginas del articulado y menos la extensa exposición de motivo.


Sin embargo, ni cortos ni perezosos salieron de inmediato a atacarla. Obviamente nada más popular que hablar mal de los impuestos y con eso hacen felices a sus votantes.

Pero es una irresponsabilidad por parte de quienes deben debatir y aprobar esta reforma, precipitarse a dar declaraciones sin suficiente ilustración. Si se sobreponen los intereses politiqueros y de los individuos ricos, esta reforma será un primer paso, tímido aún, para empezar a darle un contenido de equidad a un sistema impositivo muy regresivo. Lo justo debería ser que cada colombiano aporte al Fisco, según sus verdaderas capacidades económicas.

Sin duda, el IVA sigue siendo en Colombia el único camino expedito para financiar al Estado. Pero como este es un impuesto regresivo—quiérase o no— lo ideal es que esa carga también recaiga sobre otros sectores específicos como impuesto progresivo a las pensiones, freno verdadero a la elusión y a la evasión.


 Mentiras 

a.La Reforma Tributaria es para financiar el acuerdo de La Habana. La verdad es que, por errores del pasado, por las nuevas realidades de la economía mundial, Colombia necesita aumentar el peso de impuestos sobre PIB, uno de los más bajos de la región. Con acuerdo o sin él, sin recursos adicionales, el Estado no podrá enfrentar las inmensas demandas sociales y de otros bienes públicos que enfrenta actualmente.

 b.Se arruinarán las peluquerías y los pequeños negocios.

Ese tributo único es voluntario y sustituiría el impuesto a la renta, y además quienes lo acepten obtendrán beneficios como seguro de accidentes y recursos para la vejez.  

 c. Es una reforma que recae solo en los pobres y asalariados.

Sí, el aumento del IVA es regresivo y la ampliación de la base impositiva le exige retención en la fuente a niveles de ingreso que antes no pagaban impuesto de renta. Sin embargo, lo más importante es que habrá impuesto a los dividendos que tocan directamente las rentas de capital de los ricos que antes no pagaban impuestos; posiblemente la tasa sea baja, pero es un comienzo.

 d.No hay nada nuevo fuera de elevar el IVA. Es cierto que se aumenta este impuesto en las categorías anteriores más unas nuevas, al 19%. Pero, hay cárcel para los evasores, generalmente los más ricos, y se le dan algunas herramientas a la Dian para reducir evasión y elusión. 

Verdades

 a.Se trata de generarle más recursos al Estado. Cierto, porque Colombia con un 14% de impuestos sobre PIB no tiene fondos suficientes para cumplir con su deber de garantizarles derechos a todos los colombianos.  

b. Se busca mayor equidad en el sistema tributario. Con varias medidas, pero sobre todo, con el impuesto a los dividendos se empieza a introducir equidad en el sistema impositivo colombiano que ha descansado en restas de trabajo y no de capital.

 c.Se formalizan sectores que antes no lo estaban. Al reducir el nivel de ingresos de las personas que deban hacer declaración de renta, se permite la entrada de sectores de actividades informales a la economía formal. Este resultado se ampliará en la medida en que más pequeñas actividades aceptan el monotributo. 

d.Se reducen excesivos beneficios para empresas y particulares. La confianza inversionista del expresidente Uribe, le entregó amplísimos beneficios a las empresas con los contratos de estabilidad jurídica que les congelan los impuestos por 20 años y a las llamadas zonas francas a domicilio que terminaba pagando mínimos impuestos. Hoy a las zonas francas se les aumentan los impuestos y así se le quitan privilegios a unas cuantas empresas. Sin embargo, persisten excesivos beneficios y exenciones.

 e.Se le rebajan los impuestos de renta a las empresas. Esto es cierto, pero se hace lentamente desde el 2017, hasta el 2019 cuando llegarían a 32%, cuando ahora alcanzan niveles hasta de un 42%, los que pagan.