Autonomía regional en la nueva agenda de paz

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Escrito por:

Eduardo Verano de la Rosa

Eduardo Verano de la Rosa

Columna: Opinión

e-mail: veranodelarosa@hotmail.com



Juan Manuel Santos recibió el Premio Nobel de la Paz en forma más que merecida. Se le reconoce sus esfuerzos por alcanzar la paz mediante el diálogo y la concertación.


Lo ha obtenido en un momento de dificultad y es muy meritorio ese reconocimiento porque le otorga fuerza moral a su política. El Nobel a la Paz es una invitación a seguir la política de paz de Santos y lo avala la Comunidad Internacional.

Y merecía y merece ser avalada, ya que la paz se alcanza mediante políticas de paz y de negociaciones y no mediante políticas de violencia y de imposición disfrazada de negociaciones como otros las han implementado y han fracasado. Los hechos están a la vista. Los que pretendieron que la paz se alcanzara mediante el exterminio del otro no pudieron a lo largo de 52 años. El No en el plebiscito no hará fracasar la negociación de la paz. Es un revés fugaz.

El revés fugaz se confirma con la reacción de la sociedad civil y sectores que votaron No que marchan hoy por el Sí al acuerdo final del conflicto. Una lección política, dura lección, que las partes en las negociaciones deben aprender y aprehender en forma urgente. No obstante, la dura lección no puede hacer fracasar la política de paz y de reconciliación nacional. Ninguna mayoría tiene el poder para impedir, con su voto, la paz.

La democracia no se puede reducir a la regla de la mayoría. La mayoría y su voluntad no pueden pasar por encima de la necesidad de la paz y de la reconciliación de una nación. La mayoría no puede desconocer y violentar el derecho a la paz que, como derecho humano, es un límite al poder de la mayoría. Revisar el acuerdo final del fin del conflicto por las partes en la mesa es la tarea ya.

Nadie es dueño del No. Escuchar los portavoces de todos los partidos es prudente, ni más faltaba, sin embargo, una cosa es escuchar a los partidos y movimientos políticos y sectores de la sociedad civil, a fin de revisar y mejorar el acuerdo final para hacer viable la terminación total de la guerra, y otra cosa es olvidar que el jefe de Estado es Juan Manuel Santos. Él es el responsable de la negociación a nombre del Estado, no es otro, ni son otros, por muy influyentes que sean. La responsabilidad política y gubernamental recae en su representación y esto es necesario respetarlo.

Las Farc y el ELN tienen ante sí el reto de reflexionar finamente para la paz y la reconciliación. Un nuevo plebiscito tiene que estar diseñándose para salir de este laberinto de la guerra. Esto no da más espera ni se deben tolerar las dilaciones. La región Caribe pide la paz, ¡ya!

Y, hablando de la región Caribe que apoyó y apoya la paz, hace cinco años votó en forma mayoritaria y aplastante por su autonomía regional como libertad política para autogobernarse con sus autoridades y legislación. El nobel, en su campaña presidencial, se obligó a contribuir desde la Presidencia con el proyecto constitucional de la autonomía de la región Caribe. En este contexto de negociación por la paz y la reconciliación nacional, en la agenda tiene que estar nuestro reclamo.

Nuestro reclamo de autonomía regional de la región Caribe necesita estar en la agenda de la paz y de la reconciliación nacional. Nos congratulamos con el nobel, es una suave brisa marina que trae fresco y tranquilidad en momentos de incertidumbre y dificultades. Usted, tiene el talante para conducir la nave a la paz, la reconciliación y también la autonomía de la región Caribe, tenemos la confianza en usted. Bienvenido el nobel.