La paz tras nuevas propuestas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Colombia está inundada de una frenética y necesaria esperanza por la paz, de la cual no debe declinar pase lo que pase; pues es esta una lección de civilidad y respeto por la democracia que debemos demostrar. Es imperativo que la sociedad civil despierte sobre el acontecimiento histórico, el plebiscito.


Retroceder ni lamentarnos no es lo ideal; se requieren plantear nuevas acciones, acudir al diálogo democrático y fructífero, edificar una plataforma de proyecciones que permitan establecer prioridades que respondan a un verdadero compromiso social. Todos estamos obligados a buscar y aportar salidas que brinden soluciones que permitan el destrabe del proceso hacia la paz; medidas que sean coherentes, factibles, viables y tenga aceptación en el panorama nacional. Con base en esta contextualización y sin hacer apología a la telaraña de circunstancias que se suscitan desde el pasado domingo, es necesario ratificar el estado de ánimo, esperanza y compromiso de los colombianos de conquistar la tan anhelada paz.

No pretendemos en esta columna ser incendiarios del diálogo; toda vez que la guerra encuentra su aditivo para arder en el terreno de las emociones. Tenemos que bajar el ímpetu, las agresiones verbales, acabar con el discurso bélico; por el contrario es fundamental avanzar en la construcción de escenarios que propicien una verdadera democracia. No se debe actuar con mente cerrada para el entendimiento ni propicia para el conflicto, manifestando que el acuerdo Gobierno - Farc no se puede modificar: estos deben reconstruirse sobre la base de principios orientadores y bajo una visión realista; debe aparecer una nueva dimensión para valorarlos. No se deben exponer propuestas disfrazadas de verdad con alma ponzoñosa; por el contrario debemos doblegar el escepticismo, avanzar en el impulso de las transformaciones sociales que exige nuestro texto constitucional.

Tras un sueño de justicia social y bajo un propósito de búsqueda a una salida política para ampliar y profundizar la democracia, estudiantes universitarios del país marcharon por las calles de las principales ciudades, bajo un marco de intensa emotividad con banderas blancas, amparados tanto el sí como el no, en un diálogo civilizado, honraron el compromiso de contribuir a la paz; estructurando así una visión moderna no beligerante, una estrategia verdaderamente atractiva y versátil, coherente que teje decisiones a un sueño colectivo: La paz. Al unísono expresaban los estudiantes, es el fruto del persistente y tenaz esfuerzo del sí y del no. El compromiso misional de los marchantes es el de construir una Colombia incluyente, donde todos quepamos para vivir inmersos en los esfuerzos de la cooperación.

Colombia entera, necesita realizar una maratón pedagógica por la paz y usar un discurso despojado de grandeza; con pulcritud para que por fin la guerra descanse en paz. Hay que destrabar mentes obtusas cerradas para la paz. Se requiere más que nunca cimentar oportunidades para una salida negociada. Urge prender una luz en el oscuro misterio de la incertidumbre.

El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al presidente Santos, envuelve a Colombia en un ambiente de verdadera paz e invita al mandatario nacional para que siga extendiendo propuestas de cese al conflicto con los demás grupos armados al margen de la ley. Esta etapa de negociaciones debe adelantarse sin prisa, con seguridad, sin amenazas y sin violencia.

Se respira voluntad de paz; debemos buscar lo que nos unirá no lo que nos dividirá. ¿Sí o no? Claro que sí. No debemos seguir matándonos. ¿Sí o no? Claro que no.