Plebiscito no es la paz sino la entrega del país al terrorismo

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Escrito por:

Honorio Henríquez Pinedo

Honorio Henríquez Pinedo

Columna: Opinión

e-mail: henriquezpinedo@icloud.com


Este plebiscito que pretenden hacernos aprobar Santos y las Farc, no es la paz sino la entrega del país al terrorismo, el cual nos llevará a su destrucción y a recorrer el mismo camino que hoy viven nuestros hermanos venezolanos y cubanos; tampoco es un mecanismo de refrendación y sí se ha maltratado la Constitución Política colombiana con la reforma del umbral, que hizo el Gobierno, solo para garantizar su aprobación, quebrando así la estructura de equilibrio de poderes.

Por eso, es muy importante que la ciudadanía conozca los acuerdos en su totalidad y se dé cuenta que estos no son más que 297 páginas de premios al terrorismo, con diferentes concesiones y aberrantes puntos que enaltecen a las Farc, exonerándolos de cárcel y entregándoles subsidios y recursos que a un colombiano de bien jamás se le han otorgado; aplicando así lo de aquella escuela que asegura que “premiar al criminal es mejor que castigarlo”.

El plebiscito de 1957 produjo el efecto jurídico de incorporar automáticamente lo aprobado por el pueblo colombiano al ordenamiento jurídico. En ese entonces el país tenía con 14 millones de habitantes aproximadamente y contó con un total de 4.397.000 mil votos. Hoy, somos 48 millones de habitantes y deben tener 4 millones 396.626 mil votos positivos, para cumplir con el 13% del umbral; es decir, que con la misma cantidad de votos que hace 59 años pretenden aprobar los acuerdos de La Habana. Esto es inaceptable.

Todos los ciudadanos hemos podido ver cómo el Gobierno Nacional convoca rápidamente a un plebiscito, un mecanismo que no otorga seguridad jurídica y que está diseñado para que la gente vote, pero no decida, con el propósito que los colombianos no conozcan el detalle de las concesiones y premios que se les dará a las Farc. Esto quiere decir, que pretenden someter a los ciudadanos a un plebiscito sobre unos acuerdos que no conocen. Así lo demuestra la encuesta más reciente de la empresa Polimétrica, donde solo el 20% de los encuestados aseguran conocer en la totalidad las 297 páginas.

Adicionalmente, se pretende engañar a los colombianos diciéndoles que los acuerdos no se pueden renegociar. ¡Falso! La Presidenta de la Corte Constitucional ha dejado claro que sí podrá llevarse a cabo una reorientación de los mismos en caso de ganar el No. Las Farc también han dicho que no están interesados en regresar a la guerra, entonces es evidente que se trata de un tema de voluntad política.

Los que estamos a favor del no entendemos que es evidente que la paz, que es una razón de Estado en nuestra Constitución, no está en juego, por ello, la Corte Constitucional manifestó que no era correcto utilizar paz en la pregunta del plebiscito y que esta debía ser neutra. Sin embargo, Juan Manuel Santos aseguró, al mejor estilo de una dictadura, que “él hace la pregunta que se le da la gana”.

Hay que dejar claro que estamos a favor de la paz, pero en contra del plebiscito; nadie puede estar en contra de ella. Nosotros queremos una paz justa y acorde con lo estipulado por nuestra Constitución.

No nos dejemos atemorizar y extorsionar con la amenaza cobarde de que habrá guerra en las ciudades si no se aprueba lo acordado. Votar no en el plebiscito es empezar a construir la verdadera paz, es mantener las conversaciones y reorientar el diálogo para darle garantías a la Nación y a las Farc.
Colombia necesita volver a la senda del crecimiento económico, a confiar en sus leyes, a generar empleo y desarrollo social. Reaccionemos, aún estamos a tiempo de defender nuestra democracia y así proteger a nuestra patria.