Un incendio que nos deja enseñanzas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Lo acontecido en el Mercado Público de Santa Marta, la madrugada del 20 de septiembre, nos deja una gran enseñanza que debemos con urgencia aplicar; se trata de crear un Cuerpo de Bomberos como se dice “con todas las de la ley” dotado de los elementos básicos, normativos y esenciales que exige esta urbe.


La conflagración que consumió 40 locales comerciales y deja un aproximado de 500 familias afectadas, ha podido evitarse, si se tiene en cuenta que la precaria condición que presentan las máquinas del Cuerpo de Bomberos de Santa Marta, muestran a las claras la incapacidad para atender un desastre de semejante magnitud que no se preveía. Según conceptos expresados por algunos afectados, el vehículo bomberil no tenía la suficiente agua para contrarrestar la gigante llamarada que se expandía vorazmente, calcinando todo lo que a su paso encontraba. El miedo, el pánico y la angustia fueron el común denominador del lamentable acontecimiento en esa madrugada.

“Hizo falta equipo, hidrantes y agua”; expresó el comandante del Cuerpo de Bomberos de la ciudad, Ricardo Chaín Muñoz, poniendo el dedo en la llaga para que se tomen los correctivos. ¿Responderá alguien de la Administración Departamental o Distrital este cuestionamiento?

Dada la proporción del incendio, acudieron a sofocarlo bomberos de Barranquilla, Soledad, Malambo, Ciénaga, Fundación, Zona Bananera y del Aeropuerto Simón Bolívar; quienes fueron aunando y aportando esfuerzos hasta aplacar las llamas; la presencia de estos y su apoyo fue vital. Queda claro para todos que si no se da este apoyo bomberil al de la ciudad, hubiese sido catastrófica la situación; no me lo imagino, sin embargo, imagínenselo ustedes.

¿Habrá alguien en Santa Marta que nos responda si funcionan los hidrantes de la ciudad? Los pocos que existen hemos observado están bastantes deteriorados, no creemos que así funcionen, incluso están oxidados. Cabe preguntar,¿a quien le corresponde el mantenimiento de los mismos y hace cuanto lo hicieron?

No se trata de criticar la actuación de las oficinas de riesgos en estos casos, pues su función es actuar pronta y diligentemente con sus recursos, para eso fueron instituidas. El llamado de atención es para las oficinas de planeación que les corresponde por ley linear, proyectar y determinar en los esquemas básicos poblacionales que existan y permanezcan condiciones de seguridad para la convivencia. Que se otorguen y respeten los usos del suelo.

Los gobernantes y clase política dirigente exaltaron el apoyo del Cuerpo de Bomberos foráneo; pero no se preocupan por dotar de recursos al local. Santa Marta crece horizontal y verticalmente, sin el adecuado control y quedó probado que si se repite el hecho en zona comercial o industrial, donde manipulen material inflamable la situación será de grandes proporciones. Por antonomasia en la mente del cuerpo bomberil de cualquier parte del mundo está la de apoyar, ¿pero si en otro siniestro no contamos con un apoyo tan efectivo como el foráneo, qué pasará? La clase dirigente actual y futura deben iniciar con actos de verdadera gobernabilidad: una verdadera planeación.

Manifestamos que cuanto antes se deben instalar y restaurar los hidrantes que la ciudad requiere. Algunos ciudadanos dicen que no es el momento de hablar del tema. ¿Qué tal? ¿Cuál será entonces ese momento? El caso es que se necesitaron y no sirvieron; es lo que hay que reflexionar. Otra situación es que si no hay agua en las viviendas menos habrá en los hidrantes; estamos en crisis, necesitamos agua.

Afortunadamente no hubo víctimas humanas. La enseñanza queda, pero el dolor continúa con la demolición y remoción de escombros hasta que allí se construyan nuevos establecimientos comerciales que afloren éxitos prontamente, borrando momentos de desesperación.