Causa bastante extrañeza y pesar el hecho de ver como revistas como Semana, columnistas de izquierda y enamorados del concepto de paz hacen un paralelo entre el “Brexit” y el plebiscito de los Acuerdos de La Habana. Causa desconcierto, además, que Semana, una revista que debería ser imparcial y seria, afirme que, si gana el no, “Colombia entraría, como el Reino Unido, en un periodo de incertidumbre, de crisis de liderazgo, y de miedo.
Salir era una posición chovinista de reivindicación del ideal de un país independiente, soberano, libre de las ataduras continentales para determinar su propio destino. Y ese ideal fue lo que ganó, ideal que además se encuentra totalmente descontextualizado en los tiempos de la globalización. En Colombia, es precisamente ese el paralelo que debemos hacer.
El Gobierno Santos reivindica el ideal de paz, en unos tiempos donde los ideales no existen, ya que en los tiempos modernos el contenido y sus consecuencias y, no los ideales, son lo relevante. De hecho, el Gobierno no ha explicado el contenido de los acuerdos, ni las consecuencias de firmar la paz como se está tratando de hacer, en su fondo y en su forma. El Gobierno y sus áulicos, de fe y mamertos útiles, abogan por la firma de la paz per se, apelando al sublime ideal de la paz, como apelaron al chovinismo y a la grandeza de la Gran Bretaña los defensores de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Son precisamente ellos los que mantienen al país desinformado, o porque no se conocen los acuerdos, o porque ellos mismos no los explican, o porque simplemente desinforman, atacando a los que ven peros en los acuerdos y son amigos de la institucionalidad y de la ley.
Es decir los amigos de la paz a cualquier precio, como en el Reino Unido los amigos de la salida de la Unión Europea, nunca argumentan, simplemente atacan y apelan a ideales inmateriales. Y para que quede claro. El Presidente en Colombia si tiene la faculta de hacer la paz, pero no significa, como en el caso del Reino Unido, que por ello es innecesario acudir a un plebiscito. Lo cierto es que si bien el Presidente en Colombia puede hacer la paz, el Presidente en Colombia no puede cambiar la constitución a su antojo, algo que pasan por alto los chovinistas o idealistas de la paz a cualquier precio. El estatus quo en el caso del “Brexit” era que el Reino Unido continuara con miembro de la Unión Europea.
El estatus quo en el caso Colombiano es el no a la paz de Santos a cualquier precio. El salto al vacío sería un sí a la paz de Santos. En síntesis si gana el no, ello no implicaría el fin del país, sino que simplemente sería perseverar en la defensa de la constitución, la ley y la vida, honra y bienes de los colombianos, como se ha hecho en los 200 años de historia republicana.
A esto, no hay que tenerle miedo, y no puede un no a la paz de Santos a cualquier precio generar vacíos de poder, ni crisis de liderazgo, ni incertidumbre. Realmente, para que lo tengamos claro, la paz de Santos, como él la está haciendo y como la quiere, es la que trae incertidumbre, como lo era o es la salida del Reino Unido de la Unión Europea.