Que nos expliquen

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



En Colombia se ha vuelto una costumbre aceptada que nadie, especialmente los políticos, respondan por sus graves errores. Es como si todos fueran por naturaleza infalibles. Gracias a esa absurda concesión que el pueblo colombiano le ha dado a quienes manejan el poder, los errores se repiten y la sociedad termina dirigida por personajes de dudosa ortografía. Si las equivocaciones se hicieran explícitas y tuvieran así fuera un costo simbólico para quienes las cometen, seguramente hoy se tendría un país y sobre todo, unas regiones dirigidas por gente de mayores quilates. Pero como nada les sucede a estos personajes que pasan por la historia nacional coleccionando profundas equivocaciones con costos altísimos para los colombianos, limpiar la dirigencia nacional y local se ha convertido en una tarea imposible.


Es fundamental romper esta histórica lavada de manos de jefes políticos que han perdido la capacidad de atraer a sus huestes, a la gente honesta y capaz que abunda en todo el país. La razón es evidente: como será de grave la pérdida de valores de nuestro sociedad, que las personas con las cualidades para gobernar no tienen votos, en cambio entre más mañoso, arribista y deshonesto sea un individuo, más atractivo es para esos jefes políticos por la sencilla razón de que tienen votos.

Eso es exactamente lo que ha pasado con la hoy destituida exgobernadora de La Guajira, a quien le pasó algo similar a lo que le sucedió a Al Capone: perdió su puesto por la más leve de sus culpas, pero lo perdió. A nadie se le puede olvidar la famosa foto de Arturo Char, muy sonriente abrazando a Oneida Pinto, enfrentado a una directiva de su partido Cambio Radical, que no era, ni más faltaba, el gran jefe de esa colectividad el vicepresidente Germán Vargas Lleras, sino Carlos Fernando Galán. Este delfín dejó incompleta su tarea porque no se retiró del Partido con el cual estuvo en desacuerdo por este apoyo.

No se trata de un cambio de norma, representante Lara, todos sabemos de los profundos cuestionamientos no de ahora sino de siempre que existen sobre la forma de hacer política de esa corriente de La Guajira. ¿Ustedes no se acuerdan de Kiko Gómez, no precisamente un modelo a seguir? Lo que exigimos ahora, es que Cambio Radical y sus grandes jefes de la región Caribe, nos expliquen su apoyo irrestricto a esta destituida gobernadora. El costo para el pueblo guajiro de recibir el respaldo de nada menos que de los representantes del Partido del Vicepresidente de la República, no solo compromete a los mayores caciques políticos de esta parte del país, sino que muestra como nos irá a los colombianos cuando sea esta corriente la que maneja los intereses de 48 millones de colombianos.

Es su deber explicarnos por qué se comprometieron de esa manera con cuestionados politiqueros y politiqueras de ese pobre departamento, que no se merece ese tipo de líderes manejando sus recursos públicos.

PD. Mi apoyo al director del Heraldo. Defendamos la libertad de prensa.