La cultura del no pago

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Nadie duda hoy en día sobre el fracaso de Electricaribe en esta parte del país y existe consenso sobre una realidad: esa privatización no solucionó los problemas que ocasionó la politiquería costeña, cuando los gamonales regionales eran los dueños de las electrificadoras de estos departamentos.


Es una excelente idea buscar un operador distinto que no copie todos los vicios de quienes han tenido esta responsabilidad en la región Caribe. Pero es el momento de reconocer que hay un grave problema subyacente que, si no se resuelve, se repetirá el fracaso en la provisión de energía en esta parte del país.

Se trata, nada menos, que de la cultura del no pago que también se repite en otras instancias del país como los bancos y entidades financieras, y que no solo es un pecado de los costeños más pobres. De este pecado también tiene la culpa esa dirigencia caribeña que se concentra en las capitales y que ignora olímpicamente a sus sectores pobres y a las poblaciones semirrurales y rurales de sus respectivos departamentos.

Barranquilla, por ejemplo, no empieza en la calle 72 ni en la avenida Olaya Herrera; después de estos lugares existe otra población hasta llegar a urbanizaciones donde la miseria clama atención que no se escucha ni en la Cámara de Comercio ni en el Country. Por fortuna, ha empezado a surgir otro grupo de empresarios mucho más conscientes de las falencias de quienes tienen hoy el poder en la región. Me lo han hecho saber y tienen todo mi apoyo. Es precisamente este sector ilustrado el que tiene que apoyar reformas que hagan posible que esta malévola cultura del no pago siga dominando en la región. Cuando se tienen las profundas diferencias económicas y sociales que existen en todos, óigase bien, en todos los departamentos caribeños, es imposible pensar en una sola solución para todos sus habitantes.

Ojalá la alternativa para los más pobres fuera su inclusión productiva, que no es nada más que juntar gradualmente apoyos sociales con apoyos económicos para que estas poblaciones tenga los ingresos necesarios para pagar por sus servicios. Pero como esta idea todavía no cala en la dirigencia de este país, subsidios transitorios serían necesarios, pero con la obligación de pagar lo poco que se le obligaría a quien poco tiene.

El resto de la sociedad, esas clases medias que empiezan a crecer en las capitales y no solo en Barranquilla, también deben entender que se tienen no solo derechos, sino obligaciones, y que hay que cumplir con ellas. Para ustedes, los políticos que han fomentado la estrategia del no pago, es esta la oportunidad para que se vuelvan los abanderados de una nueva cultura.

Si la gente no cree que debe pagar sus deudas, no habrá sistema de servicios públicos que tenga éxito en la región. Debe entrar en el debate actual la necesidad de impulsar la cultura del pago. Estos son los comentarios que no gustan, pero que son absolutamente necesarios.