Frida Kahlo y Diego Rivera

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Es casi imposible no presentar estos dos nombres entrelazados cuando se habla de la cultura mexicana, y latinoamericana, nos atrevemos a decir. Frida Kahlo nació en Coyoacán, México, el 6 de julio de 1907.
En la pintura desarrolló una técnica muy personal conformada por elementos expresionistas y surrealistas con centro en temas autóctonos mexicanos. Su verdadero nombre era Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón. Su padre era un judío de origen alemán; su madre, mexicana. La pintora sufrió poliomielitis desde los tres años y a lo largo de su vida padeció enfermedades, lesiones y accidentes; el último de estos percances ocurrió en 1925 y le dejó afectada la columna vertebral, aunque recuperó en parte su movilidad y logró caminar. Ese año aprendió la técnica del grabado y el año siguiente pintó su primer cuadro, un autorretrato que refleja su desgracia personal.

 Hablando de Frida, su obra fue destacada por André Breton (1896 – 1966), quien organizó en París una exposición con los cuadros de la artista mexicana en 1939. De André Breton hay que señalar que este poeta y crítico francés es el autor de la teoría surrealista. Frida, como alumna de Diego Rivera y después como su esposa, encontró el apoyo del pintor para plasmar el sentimiento nacional que la poseía, coherente con el pensamiento de José Vasconcelos y sus postulados sobre ‘La raza cósmica’ latinoamericana. Vasconcelos (1882 – 1959), abogado, político, escritor y educador, fue llamado, con razón, “El maestro de la juventud de América”. Frida Kahlo murió en 1954. Su vida, y aún más su obra, está unida a la de Diego Rivera. El gran muralista mexicano (Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez) nacido en Guanajuato en 1886, fue fundador, con José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y otros destacados artistas, del Sindicato de Pintores, con el cual se inició el muralismo mexicano.

Rivera era hijo de un maestro rural editor de un periódico de tendencia liberal, y doña Pilar Barrientos, ama de casa. A los seis años la familia se instaló en Ciudad de México. Es considerado uno de los grandes artistas en el ámbito mundial.  En 1908 se residenció en París. En 1921 hizo un viaje a Italia, que le sirvió para familiarizarse con las enseñanzas de los maestros antiguos de quienes posteriormente realizó estudios que lo llevaron a crear su propio estilo.

 Es importante destacar la vinculación de Rivera con el programa cultural del gobierno encabezado por José Vasconcelos, ministro de Educación, quien buscaba impulsar las riquezas culturales de México. Diego Rivera revalorizó las raíces indígenas y el espíritu revolucionario con un estilo monumental y colorista. Con el tema ‘La Creación’, en la Escuela Nacional Preparatoria, Rivera ejecutó su primer mural en 1922. Después seguirían muchos más en México y los Estados Unidos. Es conocido el caso del mural ‘El hombre en la encrucijada’, pintado por Rivera para el Rockefeller Center de Nueva York, en el cual el pintor mexicano camufló un retrato de Lenin. La obra fue destruida al descubrirse el acto irreverente del muralista. Rivera pintó el afamado cuadro ‘Desnudo con alcatraces’, en 1944. Murió en 1957; ya había legado al estado mexicano la casa donde vivió con Frida, en Coyoacán, convertida hoy en el Museo Frida Kahlo. Por último, un pensamiento de Rivera: “Devuelvo al pueblo lo que de la herencia artística de sus ancestros pude rescatar”.