Diálogo, paro y marchas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Paloma Valencia Laserna

Paloma Valencia Laserna

Columna: Opinión

e-mail: palomasenadora@gmail.com



Ha sido una semana intensa. Se iniciaron, desde Venezuela, diálogos con el ELN, sin que hubieran liberado todos los secuestrados, es más, mientras se conocía que se había cobrado dinero a Moncho Cabrales. Aparece, esta negociación, más bien como un premio a la escalada violenta del ELN y la incapacidad del Estado para contenerlo. En 2015 cometieron más de una acción violenta al día, ajustando 352 en el año. Cifra superada entre enero y marzo de este año donde fueron responsables de más de 4 acciones violentas al día, llegando a 273 acciones violentas: generaron el desplazamiento forzado de 1.000 personas en el Alto Baudó, Chocó; son responsables del 68% de los

homicidios cometidos en Arauca y Norte de Santander. ¿Por qué concederle negociación a un grupo que está desaforado en su violencia? ¿Por qué desde Venezuela donde el dictador ha maltratado a tantos colombianos con el cierre de la frontera y las deportaciones? ¿Por qué cuando ese régimen está acusado de mover la droga que sale de Colombia y ha permitido los campamentos ilegales del narcoterrorismo en su territorio? Creo que son todas señales de debilidad del Gobierno, que inicia la negociación buscando algún titular positivo ante sus reiterados fracasos en La Habana y su incapacidad para resolver aun los más dolidos problemas de los colombianos.
El paro armado de la bacrim “Clan Úsuga”, autodenominado AGC, en cuatro departamentos, dejó cuatro asesinatos de Fuerza Pública: un capitán del Ejército (cuya esposa fue amputada), en Turbo, Antioquia; un patrullero en Quibdó, Chocó y dos uniformados en Puerto Berrío. Fueron incinerados tres vehículos en la vía Medellín a la costa, se quemaron buses. El hecho conmemora la baja de su líder, el 24 de abril del 2014 y el Gobierno fue incapaz de contener la violencia y mucho menos de garantizar la seguridad de los pobladores que tuvieron que someterse a no salir de sus casas. Me queda como a muchos colombianos la impresión de que el Gobierno comprará la franquicia de las Farc, pero los crimines los ejecutarán otros. El mensaje de la impunidad otorgada a las Farc y el ELN, empieza a tener consecuencias sobre otros criminales que también pretenden hacer méritos delictivos para merecer la negociación. No es la primera vez que este gobierno enfrenta un paro armado, pero lo hizo como en las anteriores; sin ningún resultado; así será el posconflicto.
En contraste, las marchas del uribismo fueron una genuina expresión democrática. Hay muchas maneras de canalizar el inconformismo y la injusticia. Hay quienes optan por la violencia y luego pretenden que su motivación los exima de sus crímenes, y hay quienes utilizan la protesta pacífica en contra de la arbitrariedad y el desgobierno. Pese a los desatinados intentos de estigmatización que venían del propio Gobierno y de líderes políticos; pese a las ofertas de películas gratis, y anuncios presidenciales simultáneos; las marchas fueron concurridas, entusiastas y sobre todo cívicas. Lo importante es el contraste de una oposición organizada y crítica, que busca construir instituciones, y un gobierno que no gobierna porque no quiere o porque no puede, y con ello está destruyendo la legitimidad del Estado.