Desigualdad y participación en la mujer

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



En Colombia por fortuna la desigualdad y participación ha tenido una muy precaria disminución de unas décadas acá. No obstante que en diferentes roles sociales hay ciertas mujeres que han alcanzado cierto reconocimiento con lujo de detalles; comportamiento este que ha marcado el camino hacia el cambio pero poca notoriedad.

 

Antagónicamente en el país se necesita mayor concientización que movilice pondere a la mujer por un verdadero cambio con participación, decisión y transparencia; proceso de toma de conciencia este con relación a la necesidad de promover mayores aciertos que favorezcan a nuestras mujeres se requiere compromiso en el cumplimiento y rectitud para beneficio de todos deliberar entre hombres y mujeres un ambiente de equilibrio y pluralismo.

En este proceso debe darse una democracia consolidada; en principios, valores y participación nos quedamos en la letra muerta, se deben generar practicas pedagógicas que lleguen a la conciencia; la mujer no es el sexo débil y el ser frágil que muchos pregonan por costumbrismo y tradición, la mujer le apuesta al desarrollo competitivo en todos los niveles en capacidad mental, académica aunque muchos hombres no lo crean.

La mujer es pilar fundamental de la formación y motor del cambio social; por lo tanto es necesario implementar pactos colectivos que permitan manejo de tensiones y reducción de conflictos entre los dos géneros, mediante una síntesis actualizada y revisada de los hechos cotidianos que se registran en el país podemos aseverar sin temor a equívocos que hay cargos dentro de la institucionalidad privada u oficial en el cual nunca una mujer ha estado en cabeza directriz; un ejemplo la presidencia de la república y otras más. Bajo este parámetro de análisis debemos construir un ambiente creativo, autónomo y democrático con una visión articuladora dentro del contexto social; ejemplaridad está referida a casos de propósitos colectivos como hilo conductor de la sociedad.

Resulta pertinente aclarar que la academia debe al máximo socializar activamente en debates alusivos a la igualdad de a la igualdad de oportunidades entre géneros; hecho que últimamente ha tomado varias inquietudes demostrada por los hombres con hechos vehementes, anárquicos e impetuosos, tales como registran las estadísticas; para ilustrar ejemplos, rescatamos la recién creada ley 1773 o la ley Natalia Ponce de León contra los individuos que arrojen acido a las mujeres y el abusador sexual que asesino a más de 16 mujeres; hechos que demuestran a las claras la situación desventajosa que vive hoy la mujer desde esta columna de opinión promovemos campañas que sirvan de vehículo multiplicador para generar condiciones que promuevan y consoliden la igualdad de género dentro de las dimensiones colectivas, individuales, morales y simbólicas.

Compartimos, nos solidarizamos con la frustración que viven miles de mujeres ante el atropello e indiferencia de la sociedad. Necesitamos volcar la materialización de principios éticos y valores morales que se necesitan con apremio y se reclaman con urgencia para que exista una sociedad más digna, prospera sin agresión, sin muerte y sin destierro, sin odios e indiferencia contra las mujeres.

Por: Jairo Franco Salas
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