William Ospina y Lord Byron en verano

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



De William Ospina hay mucho qué decir. García Márquez, en varias oportunidades, señaló que la literatura colombiana en manos de este tolimense tiene garantizada su representación luminosa.

 

Es, en verdad, un exponente, si no el mejor, de nuestras letras. Podríamos hablar de su poesía exquisita en su forma y profunda en su contenido. Lo hemos leído en "Hilo de arena", "El país del viento", "¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua?", entre otros poemas. Pero el poeta, como investigador acucioso, recurre a su extenso bagaje cultural para brindarnos una obra excelente, alejada de su famosa trilogía conformada por "Ursúa", "El país de la canela" y "La serpiente sin ojos".

Los citados trabajos literarios de William Ospina dejan en el lector la impresión de viajar con los personajes por el vasto territorio de  América del sur, por la inmensa selva del Amazonas. No conforme con esos textos, el escritor colombiano nos lanza a la aventura en el mar Caribe con su ensayo "Las auroras de sangre" en el cual saca a flote la despiadada explotación de los nativos buscadores de perlas en nuestras aguas marinas. Con base en los versos de Juan de Castellanos en "Elegías de varones ilustres de Indias", Ospina trae al presente episodios trágicos que, de no haber sido por su pluma crítica, habrían quedado enterrados para siempre en las páginas del famoso poema. Recuérdese que las "Elegías" de Castellanos, con 113.609 versos endecasílabos, es el poema épico más extenso en lengua castellana.

Diferente de todo lo anterior, y sin abandonar la poesía que irriga su mente, William Ospina publica en prosa "El año del verano que nunca llegó", obra en la cual nos presenta a dos escritores emblemáticos de la literatura universal: George Gordon Byron y Percival (Percy) Shelley. De estos dos poetas conocíamos las notas que a la ligera escuchamos en el bachillerato. Pero Ospina nos los muestra como seres humanos que interactúan en tertulias culturales y llegan a establecer entre ellos relaciones sentimentales.

Lord Byron nació el 22 de enero de 1788 y murió el 19 de abril de 1824. Precursor del romanticismo. A pesar del defecto físico que le hacía arrastrar su pie izquierdo, fue un Don Juan empedernido: se casó con Annabella Milbanke y fueron padres de Ada Lovelace; de su matrimonio con Clara Clairmont nació su hija Allegra Byron. El poeta fue amante de Augusta Byron, su propia hermana; también de la veneciana Teresa Guccioli; mantuvo relaciones eróticas con el médico  John William Polidori, autor de la novela "El vampiro". En el campo literario Byron es muy conocido por sus obras "Las peregrinaciones de Childe Harold", "Don Juan", "Sardanápalo", "El prisionero de Chillon" y "El corsario".

Sin embargo, el leitmotiv o idea central de este libro de Ospina es el fenómeno producido en el volcán Tambora en 1815, en el mar de Bali, Indonesia. Se considera la erupción más grande de los últimos mil años; causó una gigantesca oscuridad que dio origen a lo que llamaron 'la triple noche'. Ginebra es la ciudad que Ospina escoge para condensar bajo su nublado cielo muchas de las acciones y conversaciones de Byron con Shelley. En la obra ocupa espacio importante la mansión de Byron en Ginebra, Suiza: Villa Diodati. "El año del verano que nunca llegó" es una obra de lectura obligada, no solo para conocer el arte narrativa de William Ospina sino para recorrer con el autor pasajes poco conocidos de Lord Byron.

Por: José Alejandro Vanegas Mejia
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