Respuesta del niño Dios a un Senador

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



En estos días, vi la carta de un congresista dirigida al niño Dios, en la cual aparecen algunas peticiones bienintencionadas y, naturalmente, las usuales solicitudes de regalos. Por sus enormes ocupaciones en estos días, creí que no respondería. Sin embargo, encontré también la contestación:

 

"Querido congresista:

Respondo personalmente tu carta, no a través de asesores, como se estila en el Congreso (cuando lo hacen), porque no los tengo. Para ésta época, recibo miles de millones de cartas de los niños del mundo y me duele no atenderlos a todos como debiera, especialmente a los más necesitados, como también les sucede ustedes. Gajes de nuestros oficios. ¿Quieres mi ayuda? Encantado te la daré, esperando que también hagas realidad las promesas que hiciste a tus electores.

Me pides que la paz en Colombia se origine en los hogares. Estoy de acuerdo contigo: hagámoslo juntos, no solo pidiendo que los padres de familia (la gran mayoría sin educación, con grandes carencias afectivas, sociales y económicas, traumas profundos, empleos mal pagos y precarias viviendas muy distantes de sus trabajos, en condiciones laborales deplorables) sean quienes conduzcan voluntaria y espontáneamente la educación de sus hijos -como debe ser-, sino apoyados también por el Estado. Tu liderazgo en el Senado será importante para ese logro fundamental.

Recuerda que la mayoría de nuestros niños vive en condiciones lastimeras y, sobre todo, sin oportunidades de disfrutar su infancia. En eso, querido congresista, hemos fallado todos. La exclusión en Colombia es grande; el desplazamiento forzado, espantoso, y la discriminación, peor.

La miseria campea frente a riquezas desbordadas, como por ejemplo, en las dos Cartagenas. Creo que conoces muy bien ese problema. Ahora, muéstrame tus proyectos legislativos que yo irradiaré sapiencia y misericordia al Congreso para que esos sueños sean realidad. Presenta planes educativos de calidad para colegios públicos y universidades estatales, con profesores motivados y bien pagados, cómodos y adecuados planteles dotados de manera competitiva frente a los colegios privados, con incentivos académicos y todo cuanto necesiten esos estudiantes para salir bien formados a la altura delos mejores del mundo y dispuestos a trabajar por Colombia. Así, podrán educar bien a sus vástagos y no los abandonarán a su suerte, como pasa hoy. Tomará un par de generaciones, pero lo haremos.

Quieres bicicletas para todos y seguridad en las ciclo rutas. Así será. Pero, desde el parlamento, exige a todos los gobernantes más oportunidades de trabajo y buen poder adquisitivo del salario mínimo para que los colombianos puedan comprar bicicletas y todos puedan desplazarse sin problemas, que no renuncien a sus empleos -cuando los tengan-por mejores ingreso en otras actividades -algunas delictivas, apreciado amigo-, pues así habrá menos delincuencia común y habrá  menos ocasión de que pierdan sus vehículos. Recuerda: ellos no tienen escoltas.

Intercederé para que el Congreso le obsequie a cada parlamentario un teléfono móvil de súper lujo como el que me pides, y haré que las cuentas mensuales las pague el erario: no asuman ustedes ese gasto de minutos ilimitados, porque sé que sus precarios suelditos no les alcanzan ni para comprar la gasolina de los carros. En cuanto a la señal de telefonía celular, debe ser muy mala porque a mi humilde flechita no llegan mensajes como el tuyo de parte de tus colegas, a quienes también quiero complacer para bien de toda Colombia.

Finalmente, te pediré lucha sin tregua para que ciertos parlamentarios de uñas largas y ética escasa actúen siempre en bien de la nación, con honestidad y legislando en beneficio general, no en el de ellos y sus amigos. Por cierto: ¿qué les diremos a los patrióticos ciudadanos que anhelan sacrificarse con un sueldito como el de ustedes?

Aun cuando para este año ya es tarde, haré que todas las madres puedan compartir la Navidad con sus hijos, porque hoy muchas de ellas, cabeza de familia y víctimas de la violencia social, están trabajando en hogares ajenos buscando unos pesitos para llevarles a sus hijos algún regalo, barato pero con todo el amor materno posible, y lo que del fastuoso banquete nadie comió.

Te deseo también felices fiestas, y mucha decisión para adelantar tus proyectos. Cuenta con mi decidida colaboración.

Atentamente,

El Niño Jesús

P.S.: A mis pacientes lectores, todo lo mejor en 2016.