Frank Sinatra, la voz

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Sin dudas, "Myway", "Strangers in thenight" y "New York, New York" compiten por ser la más conocida canción interpretada por Francesco Sinatra, como fue bautizado uno delos mejores intérpretes estadounidenses de todos los tiempos, nacido hace 100 años en Hoboken (New Jersey). Cantante natural, cercano a barítono bajo, con perfecto control de la respiración, pulcra pronunciación y fraseo preciso, fue conocido por su canto impecable. Su apodo, "la voz", le encajó perfectamente.

 

Pudieron haber calado los consejos de Carlos Gardel en New York, 1934, en el joven norteamericano de díscola vida o, inspirado en Bing Crosby, perfeccionaría una voz no muy potente pero límpida y vitalizada por los micrófonos que la resaltaban por encima de la orquesta. En sus comienzos arrasaba en los escenarios, tiendas de discos y salas de cine. Su ascendente carrera inicia exitosa con el grupo Hoboken Fours, que pronto se disolvió. Imparable, Frank, canta con las orquestas de Harry Arden, Harry Jamesy Tommy Dorsey. En 1940 alcanza el primer lugar en el Billborad. Al año siguiente se estrena como actor en la película "Las Vegas nights". Rápidamente se convierte en un mito. Crea, en 1944, el Show de Frank Sinatra, que duró 14 años ininterrumpidos en la radio.

Interesado en la política, se hace amigo de Roosevelt, Reagan, Kennedy y Clinton. Como defensor de las causas sociales, se granjea enemistades que, junto a su cercanía a capos mafiosos y su vida licenciosa, opacan temporalmente su carrera, especialmente por su divorcio de Nancy Barbato: era más que evidente su relación con Ava Gardner. Mario Puzo, en "El padrino", relata cómo Don Corleone, al más crudo mafioso, fue determinante en la adjudicación del papel en una cinta que el alicaído Johnny Fontane quería protagonizar, negado inicialmente por el productor Tom Woltz. Fontane obtiene el papel y se encumbra nuevamente a la cúspide de la cinematografía.

 En la vida real, Sinatra reencuentra el rumbo perdido con la cinta "De aquí a la eternidad", tanto en la actuación como en el canto; por ese papel gana un Oscar. Unos años más tarde, rompe vínculos con todas las compañías disqueras y lanza su propio sello: ahora controla su carrera artística.

Posteriormente, con productoras propias de cine y televisión, se consolida como el principal artista estadounidense. Invierte en los casinos de Las Vegas, se relaciona con capos mafiosos, entre ellos Sam Giancana, vinculado con el asesinato de John F Kennedy. Los dueños de casinos habían financiado su campaña presidencial, y nunca le perdonaron la falta de apoyo aéreo a la invasión a Bahía Cochinos. Ellos querían retornar a Cuba con sus negocios turbios, y esa era la ocasión propicia.

Es conocida en Sicilia la visita de Sinatra como emisario del capo neoyorquino Joe Fischiettia Don Giussepe Genco Russo en Agrigento, quien lo trata como picciottu (en siciliano, lugarteniente), humillándolo inmisericordemente. El motivo fue el monopolio del tráfico de drogas duras (opio, especialmente) que tenían los sicilianos, y en el que los chinos, negros y latinos, además de los italoamericanos querían participar. Genco despacha a Sinatra, indicándole que los "statesse" en Sicilia eran speranzaritu (emigrantes) y rifardu (extraños), sencillamente. Ese mismo año es secuestrado su hijo Frank. Fue llamado a declarar en varias ocasiones por sus relaciones con mafiosos, presuntas apuestas ilegales y posible lavado de dinero; con un voluminoso expediente, nunca se le probaron actividades ilegales.

Su vida artística continúa creciendo; la apoteosis aconteció en el Maracaná ante 175.000 personas. Alcides Ghiggia, el uruguayo autor del gol triunfal del "maracanazo" dijo: "Solamente tres personas callaron al Maracaná: el Papa, Frank Sinatra y yo".

A pesar de esas sombras, Sinatra alcanza la gloria artística universal y eterna. Su amistad con John F Kennedy irritaba al patriarca Joseph, pero la ayuda económica de Sinatra y su Rat Pack, así como de la mafia italoamericana impidió cualquier intento de distanciarlos. Frank muere a los 82 años en West Hollywood por un ataque cardíaco, en medio de la demencia y un cáncer de riñón. Sus restos reposan al lado de sus padres en Cathedral City, y en su lápida se leen las palabras "The BestIs Yet to Come" ("Lo mejor está por venir"). Evidentemente, el arte de Sinatra trascendió, y aun genera millonarios ingresos a una casa disquera y a sus herederos.