El Vallenato: Patrimonio inmaterial de la Humanidad

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



La música colombiana acaba de vestirse de gala ante el mundo. La UNESCO, organismo de las Naciones Unidas, ha elevado a la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial o Intangible de la Humanidad al ritmo musical conocido generalmente como 'vallenato.' Vale la pena recordar que en nuestra nación ya ostentan igual distinción las siguientes manifestaciones populares: Carnaval de Barranquilla; Espacio cultural del Palenque de San Basilio; Carnaval de Negros y Blancos de Pasto; Procesiones de Semana Santa de Popayán; Sistema normativo de los wayuu (palabreros); Música de marimba y cantos tradicionales del Pacífico Sur de Colombia; Conocimientos tradicionales de los chamanes jaguares de Yuruparí y Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó. Lo importante es que no solo nosotros cuidaremos de estos bienes; la UNESCO, es decir, numerosos países están comprometidos con esta misión.

 

Sin duda, Colombia se da a conocer en el mundo. Se retoma la bandera agitada en Estocolmo cuando Gabriel García Márquez se hizo rodear de acordeón, caja y guacharaca para celebrar ante el rey sueco su resonante triunfo literario; lo que los colombianos del interior del país anunciaban como un 'oso monumental' por parte de los 'calenturientos e irresponsables costeños', se convirtió en grito de victoria en el seno de la comunidad europea. Lo que siguió después fue solo ratificación de ese hecho. Carlos Vives, sin voz para ser intérprete del ritmo vallenato, se fue por otro camino, más exitoso: fusionó temas ya grabados y combinó instrumentos mucho más caribes que el acordeón de los teutones. Fue un cañonazo musical cuyo eco aún se escucha. La música vallenata ya no tuvo reversa.

Hay que leer libros y documentos relacionados con la música vallenata para comprender la importancia que tiene la acertada decisión de la UNESCO. El cesarense Ciro Quiroz escribió la obra 'Vallenato, hombre y canto'. Este autor, abogado de la Universidad Nacional, se remonta a los orígenes de esta música. Destaca y explica la importancia que tuvieron los cantos de vaquería en la conformación de las comunidades del antiguo Magdalena Grande. Quien lee este libro se impregna de auténtico orgullo patrio; se entera y comprende el valor de estos juglares, generalmente analfabetas, y siente por siempre que en ellos y en el legado de nuestros indígenas se arraiga nuestra idiosincrasia.

Es larga la lista de compositores y cantantes que han difundido la música vallenata a través de varias décadas. Imposible mencionarlos a todos, pero no pueden callarse nombres como Guillermo Buitrago, Rafael Escalona, Tobías Enrique Pumarejo, Leandro Díaz, Emiliano Zuleta Baquero, para citar a solo algunos de ellos. En fechas recientes ha crecido el número de intérpretes y con ellos se ha deformado el vallenato tradicional. Por otra parte, el acordeón se ha zafado de sus ataduras y suena acompañando a otros ritmos parecidos al vallenato pero con identidad propia; es el caso de la llamada música de acordeón, en la cual se distingue con su propia importancia la 'música sabanera'. Pero esa es otra historia. Por ahora, nos inclinamos ante nuestra música ancestral. 

No quiero cerrar esta nota sin poner a las órdenes de los lectores un trabajo que preparé para un acto cultural en un colegio de la ciudad. Establezco allí la relación Literatura - Música vallenata. Los interesados pueden solicitarlo al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y les llegará oportunamente.

 

Por: José Alejandro Vanegas Mejia
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