Ciénaga: notas electorales (I)

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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



Desde hace mucho tiempo todos los años son 'años políticos'. La política nos acompaña desde que el hombre pasó de la manada de primates superiores a la más primitiva organización social.

Fue cuando aparecieron aquellos que decidieron organizar y responder por las cosas de los demás. Me refiero a los políticos y los apéndices burócratas.

De tal manera que no es cierto del todo decir que el 2011 será un 'año político', a cambio de decir que será un 'año electoral'. Los políticos, con sus escasas virtudes y alongados defectos, siempre han estado haciendo de las suyas durante todos los días de todos los años, aún cuando los demás estemos durmiendo.

En efecto, en Ciénaga, como en otras ciudades colombianas, ya se vienen barajando nombres con sus aspiraciones para ocupar los cargos de elección popular como Alcaldía y Concejo Municipal. Casi todos ellos con el manido acento en el hirsuto 'cienaguerismo'. Sobran candidatos que declaran amar hasta los confines del mundo a su pequeña patria cienaguera. Sin embargo, ya sabemos que cuando les toca gobernar o cogobernar, son capaces, como todo amo esclavista, de exprimir, golpear y matar a la dulce amada 'matria'.

De ese recetado 'jarabito' alucinógeno ya estamos hastiados hasta el tuétano buena parte de los cienagueros. La ciudad es conocida en el ámbito nacional como una de las más atrasadas y corruptas a pesar de que la mayoría de sus habitantes es gente decente y trabajadora.

Por eso recomiendo que los diferentes nombres que se vienen postulando en todas las esquinas del poblado cienaguero sean encuadrados por medio de un elemental ejercicio: el del costo de oportunidad, o el costo alternativo, o el valor de la mejor opción por escoger. Me refiero a aquello de lo que un elector escoge o renuncia cuando toma la decisión de depositar su papeleta electoral. Advierto que algunos de los candidatos, dando fehaciente muestra de su irredimible vocación por quebrantar las normas, aparecen publicitando sus nombres en diferentes medios de comunicación social y en las paredes de la ciudad.

Como sabemos, quien hace uso de una oportunidad para violar la norma, generará necesariamente otras en el mismo sentido. La propuesta que hago trata de algo así como escoger entre la disyuntiva de 'cañones o mantequilla'. Es fácil deducir que entre más gastemos en armas para la defensa nacional o la efímera 'seguridad democrática', menos oportunidad de inversión existirá para los sectores sociales más desprotegidos. En este caso, oportunidad electoral quiere decir llegar a un puerto seguro luego de una sonora travesía electoral.

La oportunidad depende de factores intrínsecos o extrínsecos del elector. En el primer caso, estarían dados, por ejemplo, cuando decimos: "esta es una buena oportunidad para escoger a un buen candidato a la Alcaldía o al Concejo…". Con respecto a los factores externos sería el caso, por ejemplo, de cuando expresamos: "de nuestro voto depende el futuro de todo un pueblo".

Con lo que ha venido ocurriendo en Ciénaga bajo las últimas administraciones municipales, todo parece indicar que todos "necesitamos de una nueva oportunidad", porque los hechos que han venido sucediendo nos indican que hemos errado en la escogencia de nuestros representantes populares. Es decir, hemos desaprobado el examen electoral.

Por eso hemos venido perdiendo la confianza y deslegitimando la política. Mucha gente dice (la que nunca ha vendido o negociado el voto) que no le cree a nadie cuando de razones políticas o electorales se trata.

Una oportunidad aparece entonces como la ocasión propicia para hacer o aprovechar algo. Por eso es costoso desaprovecharla. Las oportunidades surgen sólo en ciertos momentos de la vida y deben ser aprovechadas para evitar el arrepentimiento posterior. Muchas veces hay personas que se lamentan por haber desperdiciado una oportunidad por distintos motivos. Lo importante es estar atentos a las oportunidades que se presentan en cualquier ámbito y analizarlas para determinar cuál es la opción más conveniente para todo el colectivo social.

La oportunidad llega todos los días para el que la quiera ver y se entrega a quien está preparado para recibirla. La oportunidad invita a dilucidar una lucha entre lo que es y lo que queremos que sea. En nuestro caso cienaguero se trata de la clásica lucha entre un presente decadente y un futuro promisorio.

Lo primero que hay que desentrañar es si queremos más de lo mismo o deseamos que las cosas cambien. Esto permitirá escoger entre dos grandes grupos: candidatos amparados por una truculenta administración que expira y candidatos que ofertan un devenir distinto. He ahí la primera disyuntiva. La primera oportunidad. Sabia y necesaria.

Tan apreciada que hoy por hoy nadie quiere cargar sobre sus hombros 'el gordo bacalao' que representa el apoyo público de la administración que termina. Incluso, quienes lo tienen pretenden negar su connivencia con el régimen desacreditado. No habrá, pues, maquillaje ni mascarada que valga. Y esto es lo primero que debemos dilucidar en nuestro próximo itinerario electoral. Definir sin tapujos si queremos más del mismo 'jarabito' alucinógeno, así haya sido recetado por el médico de turno. La oportunidad estará a la vista de todos.