Respeto por el Magdalena

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Comenzó en firme el proceso electoral y ya los caballos están en el partidor. La esencia de una contienda electoral es que las partes compitan entre sí y que a través del debate de ideas y de propuestas los electores elijan por quien votar.
En toda campaña política hay votos cautivos a los que el debate poco les interesa porque incluso si su conciencia les dijera una cosa, las circunstancias los obligan a votar por un candidato determinado.

Este grupo está comprendido por aquellos que votan por amistad o lazos de sangre, y los empleados que son obligados a votar y a aportar un número determinado de votos.

Hay un segundo grupo conformado por aquellos que venden el voto al mejor postor, y por lo tanto tampoco están interesados en escuchar propuestas o ideas. Sin embargo, hay una franja grande de votantes que incluye entre otros a los abstencionistas, a los cuales si les interesa votar a conciencia, votar por el mejor y formarse sus opiniones después de haber sopesado todas las opciones y las propuestas de los candidatos.

Este grupo puede ser fundamental a la hora de inclinar la balanza a favor de un candidato, y anticipo que jugará en el Magdalena un papel protagónico en este debate electoral.

Todo aquel que decide postular su nombre a un cargo de elección popular, contrae la obligación de dar a conocer sus programas y propuestas al electorado y de participar en debates con los otros candidatos para que los votantes pueden formarse una opinión de quienes quien. Esto es lo mínimo que esperamos los magdalenenses de los aspirantes a dirigir el departamento y los municipios que lo integran.

No podemos tolerar que un candidato para esconder su incapacidad o desconocimiento de los temas fundamentales, o porque simplemente va punteando las encuestas, rehúya los debates.

Esto es una falta de respeto con la democracia, con los electores y con el Magdalena. Si algún candidato piensa que puede ser elegido sin darle la cara los magdalenenses, se equivoca de cabo a rabo y si este es el caso es mejor que renuncie.

Si un candidato es incapaz de debatir y defender sus ideas, es difícil pensar que si lo hará en lo que se refiere a los intereses del departamento o del municipio una vez elegido. Esto es de vital importancia, máxime cuando estamos en épocas de vacas flacas, y los que sean elegidos van a tener que jugarse el pellejo consiguiendo y peleando recursos.

La escandalosa y preocupante situación de rezago del Magdalena, obliga a que como nunca antes votemos responsablemente. Ojalá muchos de aquellos cuyos votos y conciencias han sido secuestrados por indeseables y delictivas costumbres políticas, se rebelen contra el yugo que los oprime y se atrevan a romper las cadenas que los subyugan.

Es responsabilidad de todos los magdalenenses evitar que en el Magdalena triunfe el madurismo. No podemos permitir que el Magdalena se venezonalice porque ya todos sabemos cómo terminan estas aventuras. No podemos permitir que triunfen proyectos oscuros y personalistas a expensas de proyectos serios que nos devuelven la esperanza y nos llevan a pensar que las cosas pueden cambiar para bien.

Como en la canción de Joe Arroyo, hay momentos en la vida personal y en la vida de las comunidades en que hay que perder el miedo y con valentía gritarle al opresor: ¡no le pegue a la negra! Ese momento es ahora y es ya para los magdalenenses. Hay una verdad irrebatible que no puede ser ignorada: El cambio puede lograrse con un solo voto, el suyo.



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