¿Por qué agoniza la negociación de La Habana?

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Viendo un documental sobre la vida de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, encontré paralelos asombrosos entre la historia de la violencia de El Salvador y la nuestra, al menos en sus orígenes. Según el documental, todo comenzó con una matanza de campesinos que protestaban en 1932. Inmediatamente pensé en la Matanza de las Bananeras de 1928. El tema agrario fue generador de conflicto social en ambas sociedades.

El triunfo de la revolución bolchevique en la Unión Soviética y el miedo a su propagación dieron lugar a la intolerancia de Estado y al uso de la represión en aquellos países considerados capitalistas. Se utilizó la violencia para acallar protestas y reclamos justos; situación que dio lugar a que una minoría considerara que las armas y la toma del poder por la fuerza eran la única opción. He aquí el comienzo de las guerrillas en América Latina.

En El Salvador, la confrontación ideológica y militar fue una de las más cruentas del mundo. A pesar de haber firmado la paz, los problemas sociales no han sido superados e incluso podría afirmarse que son mucho peores. La miopía de los Acuerdos de Chapultepec, llevó a que la naturaleza de los problemas sociales mutara y agravara, y hoy no saben cómo enfrentarlos. Tal vez lo único que cambió fue que se abrieron espacios de opinión y acción social y política para todas las vertientes ideológicas y por esto no hay una confrontación con el Estado.

En Colombia, el inicio del movimiento guerrillero tiene el mismo trasfondo social y político de El Salvador; sin embargo, la evolución de la guerrilla colombiana se aparta de la hasta entonces historias paralelas en América Latina, a partir del colapso de la Unión Soviética y la incursión plena en métodos ilegales de financiación.

Los acuerdos de paz en El Salvador fueron posibles porque el Fmln no se degradó para conseguir financiación, porque el problema salvadoreño era mayormente agrario, y porque ya no tenían referentes éxitos en el mundo que les hicieran pensar que el socialismo era una solución viable ni deseable.

La no criminalización del Fmln, hizo fácil conceder una amnistía general y la desmovilización de los frentes, ya que no tenían negocios multimillonarios ilegales que defender, como lo es el negocio de los narcóticos y la minería ilegal en Colombia.

El problema agrario en El Salvador se resolvió con una reforma agraria que parceló el país y terminó con la concentración de tierra. El problema en Colombia no es agrario a pesar de lo que digan las guerrillas. La solución salvadoreña era viable en ese entonces y en ese país; sin embargo, el sistema de minifundios ha generado problemas de adaptabilidad a una economía globalizada, y por tanto condenando a ese país a la pobreza creciente. La globalización no había arrancado cuando se firmaron los Acuerdos de Chapultepec.

La Colombia actual es un país mayormente urbano, y dado el contexto global, una reforma agraria similar a la de El Salvador no es recomendable. Dice el gobierno que ha separado tierras para hacer una reforma agraria limitada, pero es una falacia pensar que vamos a corregir los problemas sociales parcelando parte del país.

En momentos en que es obvio que el proceso de negociación de La Habana agoniza, debemos preguntarnos por qué. Creo que agoniza porque por tres años se han negociado apariencias, aquellas en que las Farc pretenden ser los defensores del pueblo y de un ideal. Los tres puntos sobre los que ya hay acuerdos son espejismos.

Si las Farc todavía fueran guerrilla, y no una organización criminal, hubieran firmado la paz con Belisario o con Pastrana. Al igual que todas las guerrillas del continente que se mantuvieron ideológicamente puras, una vez abiertos los espacios para la acción social y política e ida la represión que "justificaba" las armas, dijeron adiós a estas. Máxime cuando en los tiempos del Caguán, no quedaba ningún referente exitoso del socialismo en el mundo.

El tema de grueso calado en La Habana, es como desmontar el emporio ilegal multimillonario de las Farc, que no es poca cosa, y esto no se ha comenzado a tratar. Incluye miles de hectáreas y cabezas de ganado (suficientes para acabar con el problema social si fuera verdad que es agrario), miles de millones de dólares del narcotráfico y la minería ilegal. La negociación no agoniza como consecuencia de bombardeos y muertos de lado y lado, ni rupturas de supuestas treguas.

Agoniza porque no quieren dejar los negocios ilícitos y porque el gobierno le da largas a quitarle la careta a las Farc, y así entrar a negociar lo que realmente tiene que negociar. Hasta ahora solo han tenido reuniones sociales sin mayores consecuencias, y mientras este sea el caso, las posibilidades de fracaso son muy altas. Realmente a los colombianos se nos está acabando la paciencia con este proceso.