Generales despertaaaaaaar

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



"Señores de las Farc, escuchen el clamor nacional y no se hagan los sordos ante los colombianos que les estamos gritando que llegó la hora de acabar la guerra". Así es, aunque ustedes no lo crean, esta es la súplica que hizo el Presidente de la República a sus cómplices de la guerrilla luego de la masacre de once militares en tierras del Cauca.

Una súplica, más que una exigencia, es lo que realmente hace el presidente Santos a quienes asesinan sin misericordia. Un poco más y les levanta un altar o les prende una veladora a los sinvergüenzas que son patrocinados por el castro-chavismo y los dementes líderes de China y Rusia.

No nos engañemos, los soldados en el Cauca murieron porque el presidente de los colombianos -en su afán de ganar un Nobel- les abrió la puerta al terrorismo. Sí señor, así como lo hizo Chávez y Cristina Fernández con los iraníes, y lo hace Raúl Castro con la locura Turca, lo está haciendo el irresponsable que gobierna a Colombia.

Aunque me declaren enemigo de la paz, como están acostumbrados llamar los cómplices de los terroristas a aquel que no esté de acuerdo con el circo de dos pesos que montó el señor Santos, o me encarcelen injustamente como hicieron con los líderes opositores venezolanos lo voy a decir en voz alta: el incompetente presidente de Colombia es cómplice de las acciones violentas de los terroristas. Y en vez de un Nobel, lo que merece es la cárcel.

Merece la cárcel porque en compañía de un sector de la prensa, la jerarquía religiosa, la dirigencia corrupta nacional, los partidos políticos, el congreso, las altas cortes y miles de dependencias estatales infiltradas por la guerrilla y los regímenes de izquierda de América Latina, involucraron a los colombianos en un proceso malintencionado que pretende encadenarnos bajo la bandera de la revolución y el socialismo fraudulento.

Él es el autor intelectual de esa masacre porque ordenó a los soldados no defenderse de los ataques de los criminales. Me pregunto, qué padre le dice a su hijo que no se defienda de la arremetida de una fiera que se acerca, sólo porque es una especie rara. Si llegara a ocurrir, seguramente ese padre no sería un colombiano sensato. Por los hijos, hasta la vida misma señor presidente. Su locura está acabando con la esperanza de las nuevas generaciones.

Pero como los soldados no son hijos suyos y tampoco de su ministro de defensa, que carajo. Que las Farc haga con ellos lo que se les dé la gana. Aquí lo único que importa es el premio Nobel y el absurdo proceso de paz que institucionalizó el terrorismo, y no Colombia como usted lo quiere mostrar.

Usted es el responsable de esas muertes porque envía a los soldados dotados de caucheras, a enfrentar a los bandidos. Únicamente en una cabeza enferma como la suya cabe semejante estupidez.

A los terroristas se les enfrenta con fuego, no con pañuelos.

Me recuerda la maravillosa época de Andrés Pastrana cuando se propuso desarmar a los policías que se encontraban en los pueblos dominados por la guerrilla y el paramilitarismo, reemplazando los fusiles por bastones de mando. ¡Qué locura! Solo a los imbéciles se les ocurre eso. Gracias a Dios tal disparate no prosperó.

Que a los hijos de la nobleza le broten ideas estúpidas y no les importe la suerte de los héroes de la patria no es raro. Pero, ¿qué sucede con los "competentes" generales de la república y los altos mandos? ¿Por qué tan callados y sumisos? ¿De qué tienen miedo?

Es hora de que se escuche la voz de los señores comandantes, pues son los directos responsables de la suerte de sus hombres. Y a ustedes, los padres colombianos les entregamos nuestros hijos.

¿Por qué tanto silencio? ¿Es qué es más importante el prestigio, los sueldos, o la carrera militar que la vida de sus hombres? No lo creo. Primero lo primero, después, un cargo en una embajada o un ministerio.

Es hora de hablar en favor de Colombia y sus subordinados señores comandantes, porque recuerden los jefes también se equivocan, y el jefe que tienen vive equivocado y da mayor importancia a un premio insignificante que a la integridad de aquellos que mueren por la patria.

Está bueno de tanta estupidez. Colombia y su gente son lo primero. Y como dicen en la milicia: "Generales, despertaaaaaaar".