Cómo se atornillan los gobiernos comunistas

Editorial
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Una vez que un presidente marxista llega al poder, su objetivo no es otro que prolongar su periodo, valiéndose de todas las triquiñuelas habidas y por haber; por eso es tan importante conocer la historia.

Las naciones no pueden ignorar o desconocer los hechos históricos puesto que se corre el riesgo de que les corresponda vivir o experimentar situaciones semejantes. Remontemonos a la URSS, esto es la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Es menester recordar de qué manera se instauró el comunismo entre los soviéticos. Empezó con Marx, Engels. Trotsky y Lenin y cabe anotar que la élite comunista pensaba que los profesionales de la revolución los debían sostener; eran “hijos de papi”. Por ejemplo, Lenin vivió 30 años de las remesas de su madre; Marx, antes de trabajar en la Academia de la Lengua, a dos cuadras de su casa, dejó morir a sus tres hijos de hambre y de frío, ya que le importaba más el partido, que su familia.

Para dominar a su pueblo hubo necesidad de causar la muerte a millones de soviéticos; luego el estalinismo en Rusia continuó en el mismo plan y por ende siguieron muriendo millones de rusos por la opresión, el castigo, la tortura y el hambre.

Una vez que se produjo el fallecimiento de Stalin, vino Nikita Kruschev menos sanguinario, pero igualmente tiránico y sátrapa; gobernó bajo las leyes leninistas; financió, adoctrinó y ayudó la Cuba de Fidel Castro e incluso, como contraprestación, Cuba permitió la instalación en su territorio de misiles rusos frente a los Estados Unidos.

Durante el mandato del extinto presidente, John Kennedy, estalló la crisis de los misiles. El jefe de Estado americano ordenó su desmantelamiento en 24 horas y en efecto así sucedió. Mientras desmontaba esa artillería de misiles, se percibieron en el mundo horas críticas de miedo e incertidumbre; dado que se generó la hipótesis de guerra entre las dos potencias. Posteriormente apareció en el escenario político Gorbachov que ocupaba la Secretaría General del Partido Comunista y con sus dos libros,  Glasnost, cuyo contenido trataba la liberación política, elecciones democráticas y la libertad de expresión y el segundo texto La perestroika, que ponía de presente la reestructuración económica dentro de una democracia, con descentralización administrativa, prácticamente derrumbó el Estado comunista.

Esas decisiones de Gorbachov nadie las imaginaba. Ciertamente esa nueva posición política de la URSS dio lugar a que le concedieran el Premio Nobel de la Paz; pero, mientras internacionalmente Gorbachov gozaba de gran prestigio y respeto, internamente había un descontento y rechazo a esas medidas que habían acabado con ese sistema de gobierno opresor.

La presión bolchevique lo puso en aprietos y se vio obligado a renunciar. Comentaba Gorbachov que “hubo traición a mis espaldas, quemaron toda la casa para encender un cigarrillo y todo para llegar al poder”.

Llegó Yeltsin a la jefatura de Estado y ahí estaba agazapado como su asesor más cercano el famoso Putin, quien aprovechó muy bien la beodez consuetudinaria de su jefe y comenzó a tener influencia extrema en ese mandato hasta quedar como el número uno hasta el día de hoy. Es un mandatario netamente estalinista; gana todas las elecciones y se ha perpetuado en el poder como suele suceder con todos los tiranos marxistas.

Ese ejemplo lo han puesto en ejecución todos los presidentes hispanoamericanos con ideología marxista, como han sido Fidel Castro, Ortega, Chávez, Lula, López Obrador, Sánchez, Sheinbaum y Petro.

La única diferencia con Putin es que constituyeron una franquicia o cartilla que han copiado derivada del grupo de Sao Paulo y ahora el grupo de Puebla, en síntesis, el socialismo del siglo XXI que incluye a España y justamente les señala la manera fraudulenta de ganar elecciones, tomándose el control de los organismos electorales.

Los softwares de conteo y escrutinio de Indra les ha permitido ser vencedores en los comicios presidenciales.

En 1989 cae el muro de Berlín, pero no cae el comunismo, como quiera que la renovación y reingeniería se organiza con el grupo de Sao Paulo. El comunismo agoniza, pero no muere.

Últimamente se repite el fenómeno en Cuba, Nicaragua y recientemente en Venezuela Maduro en forma descarada se robó las elecciones presidenciales. Petro está empeñado en hacer lo mismo. De un tiempo para acá su deseo es tomarse como lo hizo en su elección, la registraduría con miras a imponer sus reglas del juego.

Bien en cabeza propia o con un tercero de su total confianza. Por ello hemos insistido en la protección al nuevo registrador que por fortuna no es ficha presidencial. De ahí que lo tenga en la mira, descalificando y cortándole el presupuesto a la entidad a su cargo.

Confiemos en que Colombia no vuelva a caer en manos comunistas.

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