Una buena noticia

Editorial
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El mundo entero recibió con felicidad y a la vez con expectativa, el anuncio del cese al fuego entre Israel y el sangriento grupo armado  de Hamás, guerra que ha arrebatado innumerables vidas inocentes de este conflicto que se vive en Tierra Santa, que además tiene tinte religioso e histórico.

Hamás,, Movimiento de Resistencia Islámica, es una organización política y paramilitar palestina sunita que se declara yihadista,​ nacionalista e islamista y su  objetivo original, definido en su carta fundacional, fue el establecimiento de un Estado islámico en la región histórica de Palestina, que comprendería los actuales Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza, con capital en Jerusalén;  sin embargo, en 2017 publicó unos nuevos estatutos según los cuales reclama el establecimiento de un Estado de Palestina completamente soberano e independiente, con Jerusalén como capital, en las fronteras del 4 de junio de 1967 y enfatizaba su carácter nacionalista por encima del religioso, aunque sigue sin reconocer a Israel ni abandonar la lucha armada. Hamás cuenta con una serie de organizaciones dependientes que desarrollan sus actividades en muy diversos ámbitos, y abarcan desde la asimilación cultural y religiosa de los jóvenes a través de la madrasa, la asistencia social a los palestinos más necesitados, y a las familias de sus propios miembros muertos o presos en cárceles israelíes, la representación en las instituciones políticas palestinas a través de la lista Cambio y Reforma, hasta las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, brazo armado de Hamás.

El pasado 7 de octubre del 2023, se quebró la aparente  y débil tranquilidad entre Israel y Gaza cuando Hamás atacó a Israel, agravando el conflicto árabe israelí, incursión armada que dejó  más de 1.200 hombres, mujeres y niños, entre ellos 46 estadounidenses y ciudadanos de más de 30 países, masacrados por Hamás en la mayor matanza de judíos desde el Holocausto; no contentos con esta masacre, ese día secuestraron más de 250 personas, que aún están retenidas y son objeto de presión por parte de Hamás.  Desde ese día, hasta ahora, esta guerra ha dejado más de 40.000 muertos en la franja de Gaza e hiriendo a más de 96.000.

En medio de esta guerra, que fue involucrando a otros países, hubo una buena noticia con el anuncio de cese al fuego, que por débil que sea, se debe mantener a toda costa, mientras puede haber un mejor clima para la liberación de los secuestrados por Hamás, que deben volver a sus hogares, indudablemente, después de que el   primer ministro y ministro de Exteriores de Catar, Mohamed bin Abderrahmán, anunciara  en Doha que Israel y Hamás alcanzaron un alto el fuego en la Franja de Gaza, que entrará en vigor a partir del próximo domingo.

El acuerdo contempla una primera fase de seis semanas en la que 33 rehenes israelíes -con prioridad de niños, mujeres y ancianos- serán liberados a cambio de la excarcelación de más de 1.200 presos palestinos y quedan dentro de la Franja 94 cautivos, 34 de ellos confirmados muertos. Hasta la fecha, las partes solo habían logrado un acuerdo de tregua, la última semana de noviembre de 2023, cuando salieron 105 rehenes a cambio de 240 prisioneros, con preferencia en ambos casos por mujeres y niños.

A toda costa hay que mantener este respiro, en medio de esta sangrienta guerra; se debe verificar que las partes involucradas, cumplan con lo pactado; tratar de recuperar el tiempo para sanar las heridas del cuerpo y el alma y sobre todo, seguir en  disposición de  implementar un programa especial de asistencia humanitaria destinado a las familias afectadas por el conflicto.

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