Lo que hay detrás de la renuncia

Editorial
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La renuncia del Ministro Ricardo Bonilla, de sus responsabilidades como Ministro de Hacienda, sigue ratificando la teoría de que este gobierno va de escándalo en escándalo, y en medio queda un país huérfano, desorientado y al vaivén de lo inesperado y a la deriva de lo que va a pasar en las próximas horas.

Son varias las circunstancias que  dejan boquiabiertos a los colombianos en torno a lo que se sigue moviendo después de una simple dimisión, entre ellas, aceptar una renuncia que  había sido presentada con varios meses de anterioridad; conocer el papel del Presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa y del primer hijastro de la nación, Nicolás Alcocer Petro, en las negociaciones millonarias de Urrá, que de acuerdo con una denuncia anónima que llevó a la Fiscalía desde septiembre, por gestión de Bonilla, y  que el presidente Petro sabía de ella y no la denunció y pidió investigación, así como hizo con su propio hijo y hermano, han dejando a los colombianos ya sin comentarios, de lo que es la corrupción al más alto nivel.  Lamentablemente el más alto nivel, es el de la familia presidencial. ¿Será que aquí cabe la apreciación de la primera dama, cuando se sintió amenazada y denunció ante la Fiscalía, la existencia de “un fuego amigo en su contra”?

En medio de todo este desbarajuste que vive el país, Bonilla, se dio a conocer su renuncia irrevocable, después de que el propio presidente y su aliado desde hace años, Gustavo Petro, se la pidiera en mitad de escándalos que salpican a las dos partes y un aparente fuego cruzado.  Petro llevaba días defendiendo a su ministro de Hacienda, quien lo acompaña en su círculo más próximo desde que era alcalde de Bogotá, frente a las acusaciones de que le señalaban en el escándalo de corrupción más grande que enfrenta el Gobierno y que tiene como centro la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, Ungrd.

Bonilla es señalado como la persona que autorizó el desembolso del presupuesto de la Ungrd, después de que se conociera la malversación de 46.800 millones de pesos, en la compra de 40 camiones cisterna para llevar agua potable a zonas desérticas del departamento caribeño de La Guajira.

El ahora exministro supuestamente coordinó la adjudicación de tres contratos por 92.000 millones de pesos para beneficiar a seis congresistas a cambio de que apoyaran la ampliación del cupo de endeudamiento del Gobierno; sin embargo, aún no ha sido acusado formalmente por la Fiscalía y solo le están investigando.

Después de una defensa a ultranza, asegurando que lo respetaba muchísimo por "su profundidad intelectual como economista de verdad" y asegurar que la "acusación a Bonilla es injusta", Petro cambió de opinión y, en el que quizás sea el trino más largo de un presidente que gobierna a través de X, le ha pedido la renuncia, no por considerarlo culpable, sino porque lo están “despedazando”. Renuncia que el mismo Petro tenia desde hace meses en su despacho. Que descaro y desfachatez, la forma como insultan a los colombianos con tanto tramoyo.

El mismo día que se da a conocer la renuncia, el país conoce la arremetida del propio Bonilla con lo que más le duele a Petro, su familia. Este mismo miércoles se ha conocido una carta enviada a finales del mes pasado por Bonilla a la Fiscalía en la que informa al ente acusador de presuntos hechos ilegales del hijo adoptivo del mandatario y primogénito de su esposa, Nicolás Alcocer, y al presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa.

La carta se envía respecto a la investigación sobre la central hidroeléctrica Urrá, ubicada en el Caribe, y en ella el ministro quiere aportar al ente acusador supuesta información que le ha llegado sobre las presiones indebidas para favorecer contratos con la hidroeléctrica, cuya mayoría accionaria la tiene el Estado. El economista asegura que Roa, quien fue el gerente de la campaña de Petro y ya está siendo investigado por posibles irregularidades en la financiación de la misma, quiere quedarse con toda la energía y las empresas rentables del sector. Si Petro quiere proteger a su familia y a sus allegados, ¿porque no le ha pedido la renuncia a Roa, que está siendo investigado también por otras circunstancias?

Y también denuncia a Alcocer, que es el segundo hijo de Petro al que salpica la polémica, por estar buscando ejercer presiones indebidas en la junta de Ecopetrol para tomar control de la misma y favorecer a sus amigos más cercanos. Además de denunciar a funcionarios y contratistas externos, que habrían contado con pleno conocimiento interno y acceso privilegiado a la información técnica, Bonilla habla de presuntas presiones ejercidas por Roa y Alcocer sobre la junta directiva de Urrá.

No es la primera vez que un hijo de Petro se ve involucrado en un caso que estudia la Fiscalía, pues el primogénito, Nicolás Petro, está actualmente acusado de presunto lavado de activos, enriquecimiento ilícito y violación de datos personales y se encuentra en detención domiciliaria en Barranquilla desde mediados del año pasado.  Petro tiene que emplearse a fondo para que la Fiscalía, que pertenece a sus cercanías, no actúe en justicia, porque de hacerlo, sus hijos podrían terminar en la cárcel, a pesar de que no crió a ninguno de los dos.

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