Todo el sector financiero lo advirtió; los expertos en el tema lo recomendaron como prioridad 1A; las condiciones estaban dadas sin las cosas se cumplían como venían planeadas; pero, todo fue desatendido y aplastado, desoyendo las recomendaciones pertinentes y ahora solo queda el corre corre y la certeza de que Colombia necesita aumentar la inversión como condición necesaria para reducir la pobreza y promover el desarrollo social del país.
En un país como Colombia sólo se conseguirá eliminar la pobreza si se consigue acelerar el crecimiento económico, que desde hacer dos años presenta un quiebre importante y decisivo en su línea de crecimiento y por eso el sector financiero, el bancario y el público deben trabajar en una agenda de reactivación económica y se puede lograr porque este país tiene grandes fortalezas pero también tiene una gran debilidad que es el bajo nivel de inversión y la falta de capacidad para ejercer un verdadero liderazgo, por parte de la autoridades, que en este marco diseñen nuevas estrategias para tratar de sacar al país de esa condición de pobreza que lo aleja de vivir un verdadero desarrollo social.
La tasa de inversión en Colombia en 2023 cayó un 24,8 % en comparación con 2022, lo que impactó el crecimiento económico, que el año pasado fue de solo el 0,6 %, inferior a lo esperado por los organismos económicos y por el mercado financiero. Si bien no es condición suficiente, la inversión sí es la condición más necesaria para el desarrollo económico y social de un país; no hay nada que individualmente tenga mayor impacto en el desarrollo social de un país como Colombia que la inversión privada; por eso, hay que lamentarse que Colombia tenga unos niveles de inversión muy bajos, inferiores a los de cualquier región del mundo.
Los principales motivos para esta situación del bajo nivel de ahorro del país -tanto en las familias, como las empresas y en el sector público- que es aproximadamente la mitad que en Latinoamérica, y un alto nivel de consumo que como porcentaje de la economía nacional es más alto que en cualquier región del mundo, son el desorden, la corrupción, la improvisación, la falta de políticas claras y contundentes encaminadas a lograr los objetivos de sacar adelante al país.
El alto apetito por el consumo también se puede ver en el peso de la cartera del consumo del sector financiero, que es de las más altas de Latinoamérica y del hemisferio occidental; en el caso de Colombia, una parte importante del ahorro no es productivo, que sirva para financiar la inversión pues se mueve como dinero en efectivo y no entra al sector financiero.
El efectivo representa el 14 % de la masa monetaria, es decir más de 100 billones de pesos, que no son productivos, y las transacciones en efectivo representan el 78 % de las transacciones. El alto uso de efectivo también produce problemas adicionales como, por ejemplo, corrupción, financiación de actividades ilícitas y bajo recaudo de impuestos. La inversión productiva también se ve afectada por el hecho de que una parte del ahorro formal sale del país y se pierde la oportunidad de financiar con esos recursos la inversión interna.
Los colombianos, al cierre de 2023 tenían 256.000 millones de dólares en activos en el exterior, equivalentes al 72 % del PIB o al 160 % de los depósitos del sistema financiero; por eso, si ese ahorro en vez de salir del país se invirtiera en mayor medida en Colombia se tendría muchos más depósitos, mucha más inversión, mucho más PIB y mayor desarrollo social.