Cese político

Editorial
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Ninguno de los ocho aspirantes a ser el candidato republicano a la presidencia logró destacar por encima de los demás, una situación que ha convertido al ausente Donald Trump en el verdadero ganador de la batalla republicana a la presidencia de los Estados Unidos de América.

La opinión pública muestra opiniones dispares sobre la actuación de los ocho candidatos que decidieron participar en el debate que se celebró en la ciudad de Milwaukee, Wisconsin, y al que Trump no quiso acudir por considerar que no lo necesitaba.

¿Quién lo hizo mejor, quién ganó? Las opiniones son diversas, pero en el aire quedan varias conclusiones: el debate sirvió de poco pues no va a alterar un ápice la carrera republicana hacia la Casa Blanca y sí hubo un ganador absoluto esa noche: Donald Trump. En este caso  lo importante no es qué pasa en los debates, sino que lo importante, para el Partido Republicano va a ser qué pasará con Donald Trump

Probablemente lo que más atrajo la atención haciéndolo mejor que el resto fue la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley; fue realmente al fondo de muchas cuestiones; sin embargo, puede que no la ayude en las primarias republicanas, pero sí ayudará seguramente a su imagen a nivel nacional.

También hay que señalar que se esperaba más de De Santis, quien tenía el reto de mantenerse como el rival más destacado de Trump, al ser el segundo favorito en las encuestas, pero no se sabe si es una táctica o si demuestra que no es tan bueno debatiendo como parecía hace unos meses.

En el debate, Nikki Haley tuvo también el mejor desempeño ya que sus respuestas combinaron agendas políticas sustantivas con una defensa apasionada de sus posiciones; ahora bien, el exvicepresidente Mike Pence y DeSantis también obtuvieron resultados, mientras que el multimillonario Vivek Ramaswamy, el más joven de los ocho y el único sin experiencia política, fue demasiado agresivo, recibiendo grandes aplausos, pero debe manejar mejor este tipo de auditorio y el alcance que tiene el mismo, hacia otro tipo de público. A pesar de lo anterior, en una encuesta de opinión de medio millar de republicanos que vieron el debate, Ramaswamy ganó para el 28 % de los encuestados, seguido de Ron DeSantis con el 27 %.

Tras el debate, la atención vuelve a centrarse en Trump, que acaparó todas las luces con su problema electoral en Georgia, donde fue fichado por uno de los cuatro casos penales por los que está imputado, pero al parecer la nominación sigue siendo suya.

Una buena parte de la opinión estadounidense cree que Haley fue una de las que mejor lo hizo, pero también señala como ganador a De Santis, que llegó a la velada con el trabajo más duro y las mayores expectativas. Él era el favorito en un escenario sin Trump y su campaña ha estado plagada de numerosos traspiés y errores que debe corregir.

Ahora bien, los ocho candidatos se beneficiaron de la ausencia de Trump, que solo fue mencionado en una de las preguntas de la noche, cuyas respuestas duraron quince minutos; pero para la mayoría  la ausencia de Donald Trump del escenario del debate significó poco, a  pesar de algunos momentos de conflicto y claridad entre los ocho aspirantes presidenciales republicanos en el escenario, ningún candidato surgió como una alternativa clara. La noche difícilmente podría haber resultado mejor para el favorito ausente. El riesgo para Trump de no presentarse era que no pudiera defenderse y no tuvo que hacerlo, de pronto por la falta de contundencia de los mismos debatientes.

En el Partido Demócrata también ven claro quién triunfó: nadie, nadie en el escenario ganó el debate y el pueblo estadounidense escuchó cuánto se puede perder con una agenda apretada que tienen los candidatos republicanos que quedan en un limbo mientras Trump se decide a seguir o no en la lucha por la nominación del partido, que dicho sea de paso, amenazó con crear un nuevo partido para llegar a la presidencia, si no consigue la nominación republicana.



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