Existen dos adagios que se ajustan o mejor aún encajan como “anillo al dedo” casi a la perfección con el señor presidente Petro cuales son: “genio y figura hasta la sepultura” y “el que es no deja de ser”. Nunca fue jefe o comandante por cuanto dejaba translucir siempre poca integración con sus mismos guerrilleros.
Pero gozaba con todo lo que fuera destrucción del Estado; nunca fue leal ni con sus compañeros de sedición ni con sus copartidarios en la función política y eso lo corroboran quienes estuvieron con él en las actividades sediciosas y en el campo político.
Ni siquiera en el plano familiar ha tenido en cuenta esa virtud. Pruebas por consiguiente sobran para demostrar que es desleal por naturaleza; sin embargo, es de reconocer que, tratándose de generar caos, incitar a la violencia y a la destrucción de un Estado de derecho y expresar el odio hacia todo lo que concierne con el sistema capitalista es su modus operandi y su razón de ser.
Valga la verdad cumple a cabalidad con las consignas leninistas; sigue al pie de la letra las orientaciones de Cuba; actúa en función de los lineamientos que puso en práctica Chávez; sigue su modelo en forma rigurosa a pesar de que él mismo tiene conocimiento de su fracaso que condujo a Venezuela a la situación de pobreza en que se encuentra, pero quiere para Colombia la igualdad en la miseria.
Y, en efecto, lo está logrando en forma acelerada. Se cayeron las exportaciones; las principales acciones de la bolsa se redujeron; Ecopetrol bajó enormemente sus utilidades; la construcción viene en caída libre; las ventas de los comerciantes están en descenso; la confianza en el gobierno es historia antigua; la canasta familiar esa sí va para arriba en precios y la inflación ascendente cada día muestra más dígitos.
En síntesis, la teoría de la ex ministra de Minas acerca del decrecimiento económico se materializó en una realidad ya afecta a todas las fuerzas vivas de la nación; en cambio, lo único que crece en forma desproporcionada es la delincuencia rural y urbana.
Dentro de la paz total, el gobierno se dedicó a apoyar a los narcotraficantes; a las disidencias de la Farc, al Eln, a los que forman la primera línea que acaban de incendiar una estación de policía con los agentes adentro; en consecuencia, las bandas criminales se adueñaron del territorio.
Esas serán más adelante sus propias tropas, así como en Venezuela se organizaron las milicias bolivarianas. El presidente todos los días afronta un escándalo; la corrupción se desorbita; jamás habíamos tenido un gobierno tan corrupto como el del Pacto Histórico y se corrobora que en las dictaduras las normativas legales son letra muerta y el crecimiento en la corrupción es fuera de lo normal.
Hay motivos ostensibles y ciertos para hacerle un juicio político. En la eventualidad en que prospere el jefe de Estado no dará un paso al costado, sino que se aferrará en la presidencia y dará un contragolpe con sus aliados criminales a los cuales es menester agregar los grupos indígenas que constituirán otro frente contra nuestro régimen legítimamente constituido; eso es lo que tiene previsto para desgracia de los colombianos.
El decreto del Ministerio de Agricultura convoca a las movilizaciones campesinas. Los comités municipales ejercen veeduría sobre los predios productivos y ellos son los que deciden sí cumple el proyecto la función social. El otro decreto complementario se relaciona con la expropiación y extinción de dominio para aquellos predios que a su juicio no están cumpliendo la función social.
Auspiciados por el mismo ministerio empezaron los campesinos a invadir predios. Fedegan puso a disposición del gobierno 3 millones de hectáreas para la venta; en igual forma creó unas brigadas de defensa para las fincas que sean invadidas y en el Cesar actuaron inmediatamente y acompañados de la autoridad competente realizaron el desalojo de las tierras.
La inseguridad es física y jurídica y, por tanto, impera la zozobra, el temor, la tristeza y el pesimismo. Los mismos petristas están arrepentidos toda vez que cada día que pasa se percibe que vamos con destino hacia la bancarrota y eso que las reformas aún no tienen vigencia.
Todo marcha “manga por hombro”, no hay coordinación estatal, los gobernadores no son escuchados, menos aún los alcaldes y por ende ha demostrado el presidente Petro su incapacidad administrativa, en fin, la debacle total.
Su alcaldía de Bogotá se ha considerado como aquella que más daño le ha hecho a la capital de la República y ahora en la Presidencia ocurrirá lo mismo respecto de la nación.