País a la deriva

Editorial
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En la historia de nuestros jefes de Estado jamás habíamos registrado de que un gobernante ejerciera su mando por Twitter y peor aún que tuviese a menudo que rectificar o borrar sus mismas apreciaciones, informaciones o comentarios por cuanto no se ajustan a la verdad; en consecuencia, crean una confusión en la opinión pública.


No ha podido el señor presidente Gustavo Petro, darse cuenta de que su responsabilidad ya no es la del dueño y señor de un partido como solía ejercer su jefatura, sino, la del primer mandatario de los colombianos.
Se atrevió el presidente a sacar un video que él sabía que nada tenía que ver con la realidad en cuanto que hacía ver un baile en la calle de la película ‘Crown’ como si hubiese acaecido el día de la coronación de Carlos III. Creyó que iba a pasar desapercibido, pero de inmediato pusieron de presente los medios de que se trataba de un falso video; quizás lo hacía para justificar las continuas danzas en la vía pública de la primera dama y borró al instante tal información.

Con los niños indígenas, cuyo avión se accidentó en una zona selvática en el Guaviare, se apresuró a aseverar de que se encontraban con vida y daba esa buena noticia al país; pero, a las pocas horas se supo que tal situación no era cierta, entonces borró aquello publicado y luego reconoció su error. Es inexplicable y condenable la irresponsabilidad y el mal manejo de la comunicación por parte del primer magistrado. Todo alrededor del engaño, ya que el que es no deja de ser.

Un hombre de Estado al frente de una república debe convocar a la unión de los ciudadanos; sus mensajes deben ser de concordia; la prudencia su compañera permanente y generar un sentido colectivo de solidaridad, creando un espíritu de patriotismo en que se pueda decir sin ambages: “todos para uno y uno para todos”.

Contrariamente a lo anterior, el presidente Petro con sus discursos incendiarios, incitando al odio, a la revolución, repudiando a los empresarios, a los dueños de fincas y a todos los que a su juicio son capitalistas, ha originado una división entre ricos y pobres que está enrareciendo el clima social.

Son muchos los colombianos que están emigrando habida cuenta de que el desempleo, el hambre, el sufrimiento, el alto costo de vida y la inseguridad van in crescendo fruto de las medidas del gobierno en materia económica, política y social y por consiguiente los ha obligado a buscar en el extranjero una mejor vida; en nueve meses se calcula que han salido 500.000 compatriotas, situación semejante a Cuba y Venezuela.
No se duda en un gasto innecesario de más de 1.400 millones de pesos para que viajara al África la vicepresidenta, Francia Márquez, con una numerosa comitiva incluyendo su compañero sentimental; dándole de paso gusto al señor Soros quién intervino con un apoyo monetario con miras a sacar provecho de esta gira vicepresidencial en los asuntos que a él le incumben. Mientras tanto no hay presupuesto para la gasolina de los aviones de la FAC, empeñados en las operaciones contra el narcotráfico y los grupos subversivos.

Los congresistas de las comisiones que aprobaron el voto electrónico y la reforma de la salud, merecen un rechazo por esas conductas censurables de entrega total al gobierno contra unas dádivas, contratos y empleos; son sujetos que solo piensan en ellos y sus grupúsculos; qué falta de integridad personal y de ética profesional, estos traidores a la Patria.

Estamos ad-portas de un racionamiento energético, existe crisis con el gas, el Acpm, también escasea. Se han afectado los transportadores de carga y las empresas que transportan pasajeros por nuestras carreteras; todo ello atañe a todos los colombianos, pero singularmente a la gente de menores recursos.

La gasolina ha subido sin medida y según encuesta el 73% de los ciudadanos se opone al alza; sin embargo, el presidente dice que solo afecta a las grandes camionetas de los ricos, sin darse cuenta de que existen cantidad de motocicletas y automóviles en poder de la clase media que no son de alta gama e, igualmente, hay que contar con los vehículos de servicio público

Los petristas se ufanan del cambio, pero evidentemente desfavorable en todos los aspectos. La revista ‘The Economist’ comenta: “en Colombia cae la inversión, se crea más pobreza y se observan riesgos muy altos”. Con el ex presidente Duque, Colombia fue el país en el mundo de más crecimiento económico; con el presidente Petro, disputamos en Suramérica los más bajos índices con Venezuela, Chile y Argentina.