Los estragos del invierno

Editorial
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*El Distrito de Santa Marta, vive su propia tragedia con el fuerte invierno que azota al país, dejando a más de 5 mil damnificados que esperan recibir la ayuda del gobierno distrital y nacional, que hace más de un mes declaró la emergencia invernal en el país, para poder socorrer a los más afectados.




Ahora, se conoce por los medios de comunicación, que el Gobierno colombiano destinó 2,1 billones de pesos, para atender las consecuencias que han dejado las lluvias en temas como alimentación, salud y vivienda y con base en esta premisa se debe dar prioridad a la reubicación permanente de los damnificados por las lluvias que dejan 204 muertos y más de 500.000 afectados en casi once meses de este año. Ese dinero debe ser para atender lo urgente, que es comida, en primerísimo lugar; salud para las personas afectadas, y lugares donde reubicarse en las zonas de inundación, necesidades primarias básicas para ayudar a los damnificados.

Los samarios están a la espera de cuanto le corresponden a más de las 5 mil familias afectadas que tienen derecho a la ayuda gubernamental, dato que todavía no ha dado a conocer la Oficina Distrital de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastre, que debe tener como prioridad, apenas lleguen los recursos, en proteger a las familias en predios o inmuebles que se encuentren en zonas aledañas y que sean seguras para que garanticen de forma inmediata, y no en una fase posterior, lugares seguros a donde las familias puedan ser trasladadas e incluso que allí se establezca de manera definitiva su nueva relocalización.
Cuando el presidente Petro, el pasado 1 de noviembre declaró la situación de desastre en el país por la temporada de lluvias que alcanza los niveles más altos en 40 años, también  solicitó a las entidades que conforman el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Sngrd, que la respuesta a la emergencia que se vive en el país esté basada en el apoyo a las organizaciones sociales y comunitarias, que están esperando la acción del gobierno para salir de la difícil situación en  la que se encuentran. 

Ya casi se cumple un mes de la declaratoria de desastre y todavía se esperan los recursos que deben ser direccionados en forma tal que la comunidad sea un aliado estratégico del Gobierno para atender esta emergencia y que trabajen con ella, que es la principal afectada.
En estos casos la misma comunidad se organiza para hacer que los recursos se puedan utilizar en su más amplio sentido y cobijar a todos los damnificados en forma eficiente y eficaz. Una de las estrategias es la puesta en marcha el programa de ollas comunitarias y comedores comunitarios para brindar asistencia de comida a las comunidades afectadas por los deslizamientos e inundaciones que han obligado a la evacuación de muchas familias.

En Santa Marta, los organismos de socorro han  realizado censos en los barrios afectados en la zona urbana y rural para identificar los tipos de ayuda para sustentar las necesidades de las personas que lo perdieron todo y cada una de las familias identificadas cumplen con los requisitos para recibir la ayuda del gobierno nacional, para que las  1.610 familias afectadas por la creciente súbita que generó el desbordamiento del río Manzanares, en los últimos días, provocando daños en las casas de zonas como Villa Betel, Las Malvinas, María Eugenia, entre otros 16 barrios y la zona rural, que han recibido las inclemencias del fuerte invierno, que gracias a Dios, en estos últimos tres días, ha amainado y ha dejado de caer las fuertes lluvias que arrasaron con todo en su camino. 

Los samarios sienten en carne propia la fuerza de la naturaleza, que llena los ríos de la Sierra Nevada de agua, que baja sin ningún control a la ciudad, desafortunadamente. A lo anterior hay que agregarle que estamos perdiendo un recurso hídrico invaluable e irrecuperable, debido a la ausencia de políticas claras y efectivas para comenzar a solucionar el problema de la escasez de agua en Santa Marta. 

Ahora tenemos agua por montón, en seis meses, según los pronósticos, tendremos un terrible verano, que se puede prolongar en forma peligrosa; mientras tanto estamos dejando correr el preciado líquido sin control alguno. Los arrepentimientos y golpes de pechos, vendrán después cuando no se pueda solucionar nada.