Transformarse para aprovechar la economía verde

Editorial
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América Latina y el Caribe afrontan el desafío de transformar sus sistemas de formación técnico-profesional para desarrollar las habilidades necesarias para abordar la transición energética y aprovechar así las oportunidades laborales y económicas que ofrece la economía verde.

La economía ecológica, EE,  es la ciencia de la gestión sostenible o el estudio y valoración de la sostenibilidad. Es un conjunto de modelos de producción integral e incluyente que toma en consideración variables ambientales y sociales. A diferencia de la economía marrón que es la administración eficaz y razonable de los bienes que se basa en la persecución del crecimiento económico a través del uso óptimo de insumos y factores de producción. La EE no es una rama de la teoría económica, sino un campo de estudio interdisciplinario, lo que quiere decir que cada experto en una ciencia conoce un poco de otras disciplinas, con la finalidad de fusionar conocimientos que permitan afrontar mejor los problemas, ya que el enfoque económico convencional no se considera adecuado. Sin embargo, está abierta también a no científicos. El crecimiento verde es un término para describir una senda de crecimiento económico que utiliza los recursos naturales de manera sostenible y se emplea mundialmente para proporcionar un concepto alternativo al habitual crecimiento económico basado en producción y consumo. No se pretende que el crecimiento verde reemplace al desarrollo sostenible, sino que lo complemente. Su alcance es más limitado e implica una agenda operativa de políticas para obtener avances concretos y medibles en la interacción de la economía y el medio ambiente; el término "crecimiento verde" se ha empleado para describir estrategias nacionales o internacionales.

Así pues, la economía verde sostiene que es posible lograr el bienestar social, al tiempo que se reducen los riesgos medioambientales y las amenazas ecológicas; por ello, la economía verde consiste en una visión a largo plazo en la que las empresas, los mercados y los inversores apuesten por un desarrollo sostenible que permita garantizar la rentabilidad a largo plazo.

El desafío es grande porque los sistemas regionales de formación todavía no están preparados para esta transición y es ahí cuando se muestra la verdadera resiliencia de los pueblos de América Latina, que han demostrado que han lo hacen y lo pueden hacer.

En América Latina y el Caribe, de acuerdo a un estudio conjunto del BID y la Organización Internacional del Trabajo, OIT, se iban a crear para 2030 unos 15 millones netos de empleos; esto surge de 22,5 millones de empleos que van a ser creados en la transición hacia una economía más verde y de unos 7,5 que van a ser destruidos. El problema es hacer transitar a las personas que pierden sus empleos hacia las nuevas oportunidades.

Para que la transición sea exitosa, la clave será que los sistemas educativos regionales tendrán que identificar qué sectores están en crecimiento y qué ocupaciones van a estar siendo demandadas, para luego poder elaborar los currículos necesarios para desarrollar a los trabajadores con las habilidades demandadas; pero es necesario empezar ahora, porque la economía verde ya está aquí y hay que empezar ya.

Otro de los puntos centrales de esta transición será impulsar la creación de empleos de calidad, con beneficios, que tengan un buen salario, lo que a su vez ayudará a mejorar uno de los males endémicos de la economía de la región como es la informalidad. Estos nuevos empleos tendrán su base en técnicos especializados, y podrán suponer también una oportunidad para atender las brechas de género laborales que existen en América Latina y el Caribe.

Actualmente sólo el 25% de los empleos verdes están ocupados por mujeres en América Latina y el Caribe. La perspectiva futuro es tratar de incorporar a más mujeres a empleos no tradicionales como estos, promover que más mujeres accedan a los empleos verdes con incentivos, con información, con capacitación.

Los países ya son conscientes de esta necesidad y están interesados en programas para avanzar hacia esta formación orientada a la economía verde  y se puede hablar de Colombia, Costa Rica, Chile y Brasil. Hay varios países que tienen muy claro que el cambio en términos de economía sostenible es algo presente y están pidiendo recursos para poder dar este apoyo cercano y con asistencia técnica y también con financiamiento.

Ecuador y la República Dominicana también tienen proyectos en este sentido, que si bien aún no tienen resultados concretos, si están articulando ya los pasos entre los sectores públicos y privados para mejorar los servicios de capacitación, donde en muy a corto plazo se van a empezar a ver los resultados.