Nuevamente en el tapete

Editorial
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


Con el tema de la apertura de fronteras entre Venezuela y Colombia, que a propósito dejó mucha incertidumbre ya que no hubo despeje de dudas con respecto al tema social y de orden público de vital importancia para ambos países, vuelve sobre el tapete la difícil situación de los niños  en los pasos fronterizos.

A pesar de las constantes alarmas que se encienden y apagan, la vulneración  de los derechos humanos de los niños en la frontera con Venezuela  no tuvo ningún eco en los actos de ceremonia de apertura de fronteras después de 7 años.

La Defensoría del Pueblo monitorea en tiempo real, a través de las siete regionales de la entidad, que comparten línea de frontera con Venezuela, todo lo que tiene ver con las diferentes vulneraciones de los derechos humanos que involucran directamente a los menores de edad. Y, ojo, en el mismo puente Simón Bolívar, principal paso entre ambas naciones, ratificó que existen, en ese solo trayecto, 1.200 niños, niñas y adolescentes de nacionalidad venezolana que se encuentran en Colombia bajo protección del Instituto de Bienestar Familiar y en un proceso administrativo de restablecimiento de derechos. Tremendo.

En los últimos años más de dos millones de venezolanos pasaron hacia Colombia para escapar de la crisis en su país, muchos de ellos con niños y en precarias condiciones económicas y sin la documentación legal, lo que también agravó la carga social para nuestro país, a pesar de la puesta en marcha del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes, que puso en marcha el expresidente Iván Duque, y que es un mecanismo complementario al régimen de protección internacional de refugiados, que permite llenar los vacíos existentes en este régimen, con base en la realidad migratoria y la capacidad de respuesta que tiene el país en materia institucional, social y económica Lo más importante es que tiene como objetivo permitir el tránsito de los migrantes venezolanos que se encuentran en el país de un régimen de protección temporal a un régimen migratorio ordinario; es decir, que los migrantes venezolanos que se acojan a la medida tendrán un lapso de 10 años para adquirir una visa de residentes.

Este es un  mecanismo de ayuda, que coadyuva en la solución de los migrantes, inclusive en la terrible situación de los niños, que sufren por su condición de desplazados, haciendo  urgente encontrar una salida institucional para que los menores de edad no permanezcan indefinidamente en hogares de paso o instituciones de protección y se pueda adelantar la reunificación familiar correspondiente, verificando previamente que se cumplan las condiciones apropiadas en términos de derechos de los niños.
La mayoría de los migrantes pasa por el puente ‘Simón Bolívar’, que comunica a la localidad colombiana de Villa del Rosario, en el área metropolitana de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, con la ciudad venezolana de San Antonio, en el estado Táchira, pero muchos que no tienen documentos siguen usando las trochas para evitar los controles policiales y militares de ambos lados. Aquí se encuentra un tema más sensible aún, debido a que las personas que utilizan las trochas, generalmente controladas por la delincuencia, por el peligro que supone estar a merced de esas bandas, exponen a los niños a esta terrible situación de violencia y terror.  Es así, que las dinámicas de migración irregular muchas veces son intervenidas por los actores armados ilegales, de allí la importancia de recalcar sobre el no uso de estas vías alternas e ilegales para el ingreso al país.

Para evitar mas violaciones sobre los derechos humanos de los niños de frontera, se debe estar vigilantes en estos sitios y evitar vulneraciones, de manera particular la trata de personas o la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes.

Vale la pena recordar que las espantosas condiciones de los niños de la frontera colombo-venezolana,  también las viven las familias que inician el éxodo de venezolanos hacia el Tapón del Darién, la selvática y peligrosa frontera de Colombia con Venezuela por donde miles de personas pasan a diario a pie con el objetivo de llegar a Centroamérica y desde allí, a Estados Unidos, ahí, pues, de manera particular se observa un éxodo hacia el norte del continente que busca atravesar el Tapón del Darién, ya que 134.000 migrantes que este año han llegado hasta Panamá, el 69 % son venezolanos que viajan en precarias condiciones económicas y 15 % son menores de edad.

Queda nuevamente en el tapete, el tema de los niños que viven en condiciones de alta vulnerabilidad en los pasos fronterizos; ahora, es deber de  las naciones en referencia, tomar cartas en el asunto, definir estrategias y comenzar a solucionar este problema en donde se violan constantemente los derechos humanos de los infantes colombianos. 



Más Noticias de esta sección