El nuevo presidente de Colombia

Editorial
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 Después de una campaña presidencial en donde hubo de lo divino y lo humano, Colombia eligió ayer al candidato de la izquierda, Gustavo Petro, quien el viernes anterior a las elecciones insistió que el proceso político que quiere llevar a la Presidencia si gana este domingo "no es un acuerdo de izquierdas", sino uno plural que incluya todo tipo de fuerzas.

Con este promesa de gobernar en donde se incluyen todas las fuerzas vivas de la Nación, Gustavo Petro y Francia Márquez tomarán posesión el próximo 7 de agosto como Presidente y Vicepresidenta de Colombia, con un corte socialista, dando por primera vez en la historia política de nuestro país, un viraje hacia la izquierda, en donde cambiarán aspectos comunes de la vida de los colombianos.


Petro, que se enfrentó ayer domingo al ingeniero Rodolfo Hernández en el balotaje de la segunda vuelta presidencial, proclamó su victoria en Bogotá, en el elegante estadio del Movistar Arenas, en donde estuvo acompañado de su familia, equipo de colaboradores y los de su grupo político del Pacto Histórico, y también con representantes de otros sectores políticos y profesionales de diferentes ámbitos que se adhirieron a su candidatura siendo su principal pronunciamiento instaurar una primera fase de un acuerdo nacional para comenzar a ejecutar su proyecto político, que incluye una revolución en lo económico, social, político, cultural y gremial.

Se trata de una confluencia que es parte de esta nueva nación que quiere construir el nuevo presidente y que se puede entender, en dialogar entre todos los colombianos, que, a pesar de tener diferencias que indiscutiblemente siempre existirán, no van a ser motivo de más distancias. En este caso, hay que esperar cuáles serán los representantes del presidente electo para comenzar a trabajar en esta propuesta nacional, que Petro asimila a un acuerdo de paz, para crear un nuevo clima en el país alejado del sectarismo, del odio y de divisiones, más aún, después de unas elecciones presidenciales en donde hubo todo tipo de escándalos y saboteos en las campañas electorales presidenciales.

Petro, un exguerrillero que proviene de la más férrea ala de la izquierda, se presentó a la Presidencia con un proyecto que ha buscado alejarse de esas posiciones para fomentar la conciliación con otro tipo de fuerzas. De esa forma, tras ganar la primera vuelta con más de 8,5 millones de votos, recibió el apoyo de buena parte del centro y también cuenta en su campaña con grandes figuras del gobierno del expresidente Juan Manuel Santos.

Y todos esos apoyos sirvieron para ganarle a Rodolfo Hernández, un empresario multimillonario de la construcción que levantó pasiones con un discurso rupturista centrado en la lucha contra la corrupción. Rodolfo Hernández se convirtió en el aspirante sorpresa al meterse en la segunda vuelta de la elección presidencial de Colombia y desde entonces fue la incógnita de la contienda: todos se preguntaban si será capaz de mantener el fenómeno "rodolfista" que se extendió por el país y pasar de ser un empresario multimillonario a ser el presidente de la República. El "Trump colombiano", como algunos lo llaman, volteó todos los escenarios previstos desde hacía meses e inauguró un nuevo terreno de juego en el que disputó la jefatura del Estado colombiano con el candidato de la izquierda Gustavo Petro, ganador en las elecciones de ayer y quien seguro dará viraje al país, que pasa de un sistema de gobierno de centro a un sistema de izquierda.

Petro, senador y exalcalde de Bogotá, ayer domingo en el medio del proceso electoral hizo su último llamado, sin pedir directamente el voto por él, a que los votantes elijan si querían seguir dejando que la corrupción los gobierne o enfrentar y erradicar definitivamente a los corruptos y si seguir en este estado de violencia e intranquilidad o avanzar a la paz.