Qué difícil es encontrar al frente de una República a un Presidente al cual se le pueda catalogar o denominar como un “Estadista”. Contados con los dedos de la mano los que encajan dentro de ese arquetipo de persona preparada, inteligente, patriota, de personalidad, que irradia respeto y credibilidad, que conoce prácticamente todo lo que concierne con el Estado, cuyas áreas de cada ministerio las domina, internacionalista reconocido, experto parlamentario, gran comunicador, orador sobresaliente, expositor claro, escritor máximo. Quién posea esas cualidades pues cualquier determinación que tome debe ser acertada.
Además, porqué con esa estructura mental e intelectual oye a sus asesores y ministros pero asume con plena responsabilidad las acciones y decisiones que tenga a bien tomar sobre cualquier tema, con pleno conocimiento de causa y en consecuencia normalmente acierta en la resolución de los problemas. Todas esas condiciones humanas positivas y sui generis estaban en cabeza de Alberto Lleras. De ahí que fuese reconocido en el mundo como el más estadista entre los estadistas. En cualquier foro internacional su voz era escuchada con atención y respeto. Jacqueline esposa de John Kennedy expresidente de los Estados Unidos en el libro de sus memorias expresó sin ambages que en su vida y sobre todo como Primera Dama había conocido muchos Jefes de Estado y personas de relevancia pero la que más le había impactado y por la que tenía el mayor respeto era el Extinto Presidente Lleras.
En los Consejos de Ministros del Presidente Lleras se examinaban las situaciones o temas pertinentes, escuchando el parecer de cada Ministro así no fuese un asunto de su incumbencia. Iba dando la palabra y con suma atención oía cada intervención ministerial. Ponía cuidado haciendo dibujos los cuales eran de enmarcar. Lástima que esas obras maestras en lápiz no se guardaron dado que hubiese sido una linda colección. Luego de que todos hablaran agradecía y elogiaba a sus ministros por cuanto parecía que todos conocieran a fondo el problema auscultado y decía “a mi juicio lo que tenemos que hacer es tal cosa” y remataba con su argumentación dialéctica que fundamentaba su decisión la cual impresionaba a todo el gabinete en razón a su acierto.
Hoy ninguno de los dos candidatos para escoger en la votación del 29 de junio están a la altura de una personalidad como la que hemos descrito y que seguirá siendo el modelo a seguir como el Hombre de Estado.
Aquí tenemos a Petro un demagogo, antipatriota, mentiroso, buen orador, maquiavélico, preparado intelectualmente por el marxismo pero que por ser marxista no piensa en los colombianos sino en su partido. Sin embargo, como buen populista ofrece esta vida y la otra pero él mismo sabe que está engañando. Ha evidenciado no ser inteligente toda vez que quien posee esa virtud maneja las cosas de otra manera. Sus planes de gobierno no son viables. Ha autorizado y procede con guerras sucias como las que hemos conocido. Hay que diferenciar la inteligencia de la cultura por cuanto no todos los intelectuales son inteligentes. Gaviria el Exrector de los Andes respetable en el campo del intelecto, pero sus declaraciones y decisiones siempre equivocadas; no es talentoso. Luis López de Mesa era un docto que abarcaba toda la cultura. Era un filósofo, pero tal vez no hubiera sido un buen presidente.
Rodolfo no es un intelectual, pero es inteligente, así lo ha demostrado en su campaña. En contraste con Petro tiene ética, es honesto y transparente. Su discurso es corto pero sustancioso, le llega a las masas, es ciertamente emocional. Está bien rodeado a diferencia de Petro que está con los más corruptos. Rodolfo es de corazón colombiano, siente a su tierra. Petro obra conforme al Grupo de San Paulo y el Grupo de Puebla. Tiene Rodolfo la mejor voluntad para gobernar, se asesorará con los mejores en cada aspecto que él no conozca. Consecuentemente hay que votar por Rodolfo para que sea nuestro presidente.
