En favor de los bananeros

Editorial
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Los países latinoamericanos exportadores de banano cerraron filas para defender su industria, amenazada por los altos precios de producción y los desajustes del mercado, así como por el Fusarium R4T, un hongo que amenaza a las plantaciones de la fruta.

En los departamentos de La Guajira, Magdalena, y Cesar, existen 15 mil hectáreas de plantaciones de banano que representan trabajo en el campo y exportaciones que dinamizan la economía del país y que se han visto afectadas por estos fenómenos que esperan ser combatidos con este nuevo acuerdo latinoamericano, que a todas luces beneficia a estos departamento costeros de Colombia.

Autoridades de Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y República Dominicana, bajo la iniciativa del Gobierno de Ecuador, ahora se encargaran de estudiar la situación del sector bananero regional, para identificar problemas y aportar las soluciones más pertinentes y adecuadas que afectan uno de los principales renglones de las economías de estos países.

Una amenaza latente y peligrosa es el Fusarium R4T, enfermedad que afecta las plantaciones de banano y plátano produciendo marchitamiento y muerte de las plantas y es causada por el hongo Fusarium que habita en el suelo y forma estructuras de resistencia que permiten que sobreviva por más de 30 años, lo que hace difícil su manejo. Difícil y complicado, porque se deben incrementar los controles y disponer de medidas adicionales para atender la situación en las zonas afectadas para seguir mitigando el riesgo de contagio a otras regiones.

De ahí nace el concepto de “responsabilidad compartida” entre los diferentes actores de la cadena del banano, que además deben ponerse de acuerdo para fijar precios sustentables a la fruta y debatir sobre un monto de compensación que tome como referencia los parámetros que reconocen los impactos exógenos y esfuerzos en la sostenibilidad de la cadena de producción y exportación; por ello, se debe considerar la fijación de un precio mínimo de referencia en la fruta que produce en cada país, que valore las particularidades de cada Estado.

Otras de la iniciativas a contemplar es la convocatoria a organizaciones internacionales europeas para que se comprometan en la lucha contra el hongo Fusarium R4T, plaga que amenaza a las plantaciones bananeras de la región. Los latinoamericanos deben llamar a los europeos a formar una alianza para la gestión de recursos internacionales para emprender medidas como capacitación e investigaciones fitosanitarias sobre el Fusarium y pedir que se comprenda la gravedad del impacto social, ambiental y económico que supone esta terrible plaga.

Los países productores y exportadores de banano deben constituir un robusto frente común ante importadores, supermercados y navieras, exigiendo que asuman las alzas de precios en este momento, pues sólo así se entendería la verdadera vigencia de la responsabilidad social compartida.

Ese concepto es una obligación moral de todos los segmentos de la cadena del banano, para que los impactos del problema no recaigan únicamente en los productores y exportadores. Es evidente la necesidad de crear un bloque conjunto para dialogar con los países compradores de musáceas, especialmente con la Unión Europea y además, poner a disposición de los otros países bananeros de la región las acciones efectuadas para contener el Fusarium R4T y los procesos de investigación para tener variedades resistentes al hongo.

Se debe cubrir todos los aspectos hasta dialogar con las navieras y trabajar sobre el concepto de comercio justo en toda la cadena de distribución de la fruta, ya que los productores llevan sobre los hombros los costos de producción y las ganancias quedan en manos de otros.