El voto vacuna contra el populismo

Editorial
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Valga la verdad, en buena parte gracias a las vacunas se ha podido minimizar esta pandemia.
Nadie en el mundo pudo vislumbrar lo que iba a pasar a pesar de que han habido investigaciones exhaustivas, no existe claridad si los chinos a propósito crearon el virus en un laboratorio con miras a golpear a Occidente; son muchas las versiones al respecto, pero lo único cierto es que quiéranlo o no, se produjo el hecho indudable de que las poblaciones más afectadas han sido las occidentales.

Frente a esta situación se probaron los sistemas sanitarios de los países, unos funcionaron mejor que otros pero es justo reconocerlo de que gracias a ellos se salvaron muchas vidas. Dónde existen regímenes totalitarios leninistas aún no se conoce el balance de muertos; sus cifras no poseen respaldo científico, las cambian, las ocultan y las manejan según su conveniencia.

Engañan a sus mismos pueblos pero ellos saben que sus mentiras solamente se las tragan sus gobernantes. Eso pasa en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Argentina países donde se implantaron regímenes dictatoriales.

No hay duda de que se está minimizando el virus. La gripa española desapareció y esta enfermedad pandémica con todas las cepas y variantes que han surgido se espera que se exterminarán en un lapso corto.

En cambio el coronavirus político populista, radical, marxista en el momento en que una nación cae en sus garras como el oso acaba con todo lo que tiene por delante, arruina, causa hambre, crea miseria y destruye las democracias. Es el peor virus de todos y permanece muchos años; pauperiza los pueblos por cuanto ese es su objetivo a fin de que una migaja de pan después de una cola de varias horas calma sus ansías de comer.

Los dos países más ricos de América y del mundo, Argentina y Venezuela, cuesta creerlo, pasaron de un nivel de vida alto a padecer la total miseria. Cuba también tenía un ingreso per cápita considerable, un PIB destacable y hoy vive de las limosnas que ha recibido de la Unión Soviética y últimamente de Venezuela.

Ese es el progresismo populista del socialismo del siglo XXI que quiere imponer Petro. Desde luego con la ayuda monetaria del Grupo de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, de los chinos, rusos e iraníes que comulgan con la radicalización ultraizquierdista de Petro para que Colombia sea otra Venezuela. El marxista Petro como camaleón político se vale de la mentira y engaña todo el tiempo; hoy dice una cosa y mañana dice otra totalmente distinta y no le importa con tal de que se logre su objetivo político.

La gente olvida, la memoria es infiel; por ello conviene recordar que los gobernantes de la izquierda recalcitrante cambian su libreto, al final se moderan, muestran otra cara con vistas a llegar al poder. Así lo hizo Chávez, se vio la transformación de Boric en Chile y Castro actuó en la misma forma. Siendo totalmente bolcheviques critican esos regímenes para tranquilizar a los pueblos y ya en el poder sí radicalizan su gobierno y declaran lo que son.

Santos obró de conformidad con su ideología, así como el sacerdote De Roux, más farianos ambos que él mismo ‘Tirofijo’. Santos en sus editoriales era antichavista, pero Chávez sabía por qué lo hacía. Santos en el poder lo declaró como su mejor amigo. “Los del secretariado de la Farc pagarán cárcel” decía Santos y están 5 en el Senado y 5 en la Cámara. Chávez como candidato afirmaban que en Cuba había una dictadura oprobiosa; asumió y viajó a Cuba para congraciarse con Fidel.

Para evitar un gobierno tiránico como el de Petro hay que votar masivamente por el candidato que lo derrote en primera vuelta. Cualquiera que sea; es decir, la vacuna contra la enfermedad populista de Petro es ejerciendo bien el voto y las elecciones al Congreso nos aclararán aún más el panorama presidencial.

Los jóvenes de hoy han tenido adoctrinamiento de Fecode; pero, los profesionales han conocido un país que para fortuna de sus hijos y nietos tiene cobertura médica total, en igual forma en la educación primaria, secundaria y con acceso ahora a la Universidad pública de todos los jóvenes de extracto 1, 2 y 3. Es innegable que se ha progresado, hay que hacer más pero no se debe tapar el sol con las manos; todo eso se desbarata con Petro.
Votar por la libertad, por la seguridad, por la inversión social, por la democracia, por el sistema democrático pues como decía Churchill: “a pesar de sus defectos es el mejor de todos”. El voto debe ser por Colombia.


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