Masiva, gratuita, segura y equitativa

Editorial
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Impactante e impresionante fueron las declaraciones del presidente de la república, Iván Duque, cuando alertó sobre la crecida de casos de la Covid-19, debido a la predominancia de la variante Ómicron en el país, asegurando que se llegarán a los 30.000 o 40.000 casos diarios, a pesar que este pico ha demostrado que no tiene una escala de letalidad.

Sin embargo, en la mente de los colombianos quedó grabada esa cifra que merece toda la reflexión por parte de aquellas personas que no creen en las vacunas, ya que ponen en riesgo a su entorno familiar y a la población en general, sobre todo, aquella que ya ha cumplido con su deber moral de ponerse las tres dosis contra el virus más contagioso que ha conocido la humanidad.

A los colombianos que no han querido acercarse a un puesto de vacunación, porque son incrédulos, ojala tengan en cuenta que gracias a la vacunación masiva, gracias al desarrollo de la medicina, este pico ha demostrado que no tiene una escala de letalidad como se vio en otros momentos y que no está generando el mismo estrés en las UCI que en otros momentos.

La variante Ómicron se ha comprobado que tiene entre dos y tres veces más probabilidad de propagarse que la variante Delta, y consigue evadir la inmunidad adquirida por vacunación o por infecciones anteriores, pero las vacunas ayudan enormemente a reducir el riesgo de hospitalización y contribuyen a la protección contra la enfermedad grave; por ello, todos deben vacunarse como la primera medida de protección contra el virus y la mejor forma para enfrentar este fenómeno es con la vacunación masiva.

En este empeño de la vacunación masiva no hay que cejar, más cuando Colombia está muy próxima a llegar al 80 % de los colombianos con una dosis; es importante que todos los ciudadanos sean disciplinados y tenga presente que es un deber moral vacunarse para llegar rápidamente al 70 % con doble dosis en el país.

En Colombia se han aplicado más de 65 millones de dosis y 28,6 millones de personas tienen su esquema completo, de una o dos dosis; es decir, alrededor del 56 % de la población, además 3.522.444 cuentan con una dosis de refuerzo.

Si se quiere seguir en el proceso de reactivación firme y segura que lleva el país, que ha dado excelentes rendimientos económicos y de oportunidades, hay que vacunarse para seguir creciendo y seguir generando oportunidades de empleo a todos los colombianos que también tienen todas las oportunidades para vacunarse porque hay suficientes biológicos para alcanzar la meta de todos con tercera dosis.

El país debe estar preparado para ver 30 mil o 40 mil casos de contagio en un día en las próximas semanas por la variante Ómicron, la cual es altamente contagiosa; cuarto pico, advertido hace varios meses por el gobierno nacional, y que sube debido a las festividades de Navidad y fin de año y fiestas a nivel nacional, que son propicias a este rápido contagio. Muy bien hizo el alcalde de Ciénaga, Luis Alberto Tete Samper, al cancelar las tradicionales y autóctonas Fiestas del Caimán, como medida preventiva para evitar contagios que pueden llegar a las clínicas y al hospital de ese municipio, y en caso tal, Dios no lo quiera, crear una emergencia en salud ya que mientras existan pandemias y exista esta pandemia de la Covid-19, se verá un quinto y, tal vez, un sexto pico, que hay que evitar a toda costa.

La situación es clara, la mejor forma de enfrentar este fenómeno es con la vacunación; la vacunación es masiva, es gratuita, es segura y es equitativa, por tanto, no puede darse los casos de muerte por falta de vacunas.

La buena marcha del Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19 tiene su soporte en el compromiso y la disciplina de los colombianos, que siguen acudiendo a ponerse las dosis y no han hecho caso de los movimientos antivacunas persistentes en el mundo.

Colombia ha mostrado una gran disciplina, porque hay que reconocerlo así: este es un país que no se ha dejado llevar a la estupidez de los movimientos antivacunas. La gente ha estado cumpliendo bien su tarea; por eso se tiene más del 75% de la población con una dosis y se esta avanzando con la segunda dosis. Ese sentimiento antivacuna no ha tenido territorio fértil porque no hay argumento racional para no vacunarse, cuando es un proceso fácil y sin ningún costo.