Necoclí

Editorial
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Necoclí, uno de los once municipios que forman parte de la de subregión de Urabá, localizado en el departamento de Antioquia,  y está colapsado por una crisis migratoria sin precedentes porque hay unas 9.000 personas que buscan llegar a Panamá en su camino hacia Norteamérica.

Por su posición geográfica, Necoclí es enclave de inmigrantes del caribe y de Venezuela, que buscan por su cercanía con Panamá  llegar a Centroamérica y de ahí pasar a Estados Unidos. En ese paso por el suelo colombiano, este  pueblo de unos 40.000 habitantes, convergen situaciones peligrosas, extorsión, tráfico ilegal de armas y circulación de moneda extranjera que nueve el mercado peligrosamente y que ha obligado a  las autoridades a decretar la calamidad pública y pedir ayuda al Gobierno Nacional ante esta situación que desborda las capacidades  locales.

Este municipio antioqueño vive ahora la peor crisis de la historia porque miles de migrantes no han podido comprar los tiquetes para seguir su camino hacia Panamá. Los migrantes buscan llegar en bote a otras zonas costeras para poder adentrarse al Tapón del Darién, la peligrosa selva fronteriza entre Panamá y Colombia, y seguir su camino hacia Norteamérica.

Necoclí está desbordado; tiene colapsados los sistemas de salud, servicios públicos y alimenticios; los propios ciudadanos no saben qué va a pasar con ellos, que ahora viven una emergencia sanitaria porque llegan personas que no están vacunadas y todavía están bajo los efectos de la Covid-19.

Migración Colombia, prendió las alarmas, denunció que más de 25.000 extranjeros, la mayoría haitianos, se dirigen a Panamá en su camino a Norteamérica, han entrado a Colombia irregularmente en lo que va de año; sin embargo, la Defensoría del Pueblo ha hecho misiones de observación según las cuales hay personas provenientes de Haití, Cuba, Chile, Senegal y Ghana, entre otros países, que han transitado irregularmente en lo que va del año por las fronteras.

Ante este llamado de auxilio, al gobierno departamental de Antioquia, por parte de las autoridades del Necoclí, el presidente Duque pidió una respuesta regional ante este tipo de situaciones justamente para evitar que vuelva a suceder lo que ocurre en este momento en Necoclí. Razón tiene el jefe de Estado en exigir más controles, exigir mayor cooperación con Panamá y otros países, para que la gente que accede a esta frontera no se queden en suelo colombiano, porque ellos quieren seguir hacia el norte y terminar cerca de la frontera sur de Estados Unidos.

Esta apremiante  situación ha provocado hacinamiento ya que la salida de lanchas se ha afectado debido a que las empresas de transporte no tienen la capacidad de prestar el servicio; diariamente salen cerca de 850 personas de Necoclí e ingresan 1.500 más al municipio, es decir, que todos los días aumenta el número de migrantes represados, lo que exige un plan de contingencia que permita superar la crisis, manejo que debe comenzar por la gobernación de Antioquia que espera la presencia de un componente especial de la Policía que fue enviado a Necoclí para garantizar la seguridad de los pobladores y migrantes, por parte del gobierno nacional.

El  antecedente más relevante de esta situación es el terremoto que devastó Haití el 12 de enero del 2010; a partir de ese momento se produjo una salida masiva de haitianos que fueron recibidos principalmente en Brasil y posteriormente en Chile. Debido a diferentes medidas migratorias de algunos países han emprendido un nuevo viaje, no de retorno a Haití sino de búsqueda de alternativas principalmente en el norte del continente.

Las autoridades colombianas señalan que los migrantes que se aventuran a pasar por el Tapón del Darién son presa de los coyotes, que cobran altas sumas por llevar por la intrincada selva y muchas veces los viajeros perecen en esa travesía y hasta 2016, la mayoría de quienes pasaban de Colombia a Panamá eran de Asia o África, pero entre ese año y 2020 aumentó el número de cubanos y disminuyó el de asiáticos. Desde 2018 predominan los haitianos, que viajan en familias completas. Qué terrible situación.