El centro sigue sin candidato

Editorial
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Los partidos de centro de Brasil están dejando evidentes sus dificultades para encontrar un candidato viable para las elecciones presidenciales de 2022 que pueda romper la polarización que ya se prevé entre el presidente Jair Bolsonaro y el líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva.

Tales dificultades y la falta de un líder que pueda aglutinar a un importante porcentaje de electores que rechaza tanto al mandatario ultraderechista como al expresidente socialista han dejado claro que las elecciones del próximo año se dirigen cada vez más hacia una disputa polarizada entre Bolsonaro y Lula.

Tras una reunión que tuvieron en Brasilia para analizar la posible "tercera vía", los dirigentes de siete importantes partidos de centro admitieron que no hubo consenso sobre un posible candidato pero que sí estuvieron de acuerdo en que no apoyarán ni la posible reelección de Bolsonaro ni el posible regreso de Lula (2003-2010) a la Presidencia.

Los dirigentes partidarios analizaron la "tercera vía" pocas horas después de que el popular presentador de televisión Luciano Huck, que era señalado como un posible candidato viable para el centro, anunciara su decisión de desistir de la disputa electoral.

Las dificultades de las fuerzas de centro y la decisión de Huck son resultado de la decisión de la Corte Suprema de anular las condenas por corrupción que existían contra Lula y de darle condiciones de disputar las elecciones. La decisión enredó todo el escenario político porque Lula surge como un candidato muy fuerte, que lidera las encuestas de intención de voto y que puede derrotar a Bolsonaro. Los partidos de centro consideraban que, sin Lula, podrían postular a algún candidato que pudiese aprovechar la elevada impopularidad del presidente. Ahora el espacio se redujo para el centro. Además los propios partidos de centro están divididos y no renuncian a su intención de elegir candidatos propios.

La candidatura del Psdb, es objeto de duras disputas internas que tendrán que ser dirimidas en unas elecciones previas convocadas para noviembre y que serán disputadas por hasta cuatro candidatos. El principal aspirante del Psdb es Joao Doria, gobernador de Sao Paulo -el estado más poblado y rico de Brasil-, que no cuenta con respaldo unánime en el partido.

Si no hay unidad en el propio Psdb, es difícil que consiga atraer a los otros partidos. En el DEM hay una guerra interna entre los que quieren y los que no quieren apoyar Bolsonaro. Ese escenario muestra que Brasil camina hacia una aguerrida disputa entre Lula y Bolsonaro en 2022.

Sin embargo, pese a que hay espacio para una tercera vía, no hay un candidato capaz de unir a quienes rechazan a Bolsonaro y Lula. Las últimas encuestas mostraron que un 25 % de los electores no quiere votar ni por Lula ni por Bolsonaro, pero se trata de un público muy heterogéneo y aún no hay nadie con capacidad de aglutinarlos. Huck era uno de los que más podría beneficiarse con ese grupo. No se cree que el escenario cambie hasta las elecciones por la dificultad de encontrar a alguien que aglutine. Difícilmente Brasil tendrá una tercera vía viable en 2022.

Tras la salida de Huck no hay ningún candidato en Brasil que transite tan bien tanto por la centroderecha como por la centroizquierda y que aglutine desde empresarios hasta la población más pobre. La única con un perfil parecido al de Huck, es decir, con visibilidad nacional, capacidad de aglutinar a todos los sectores y "outsider" de la política, es la empresaria Luiza Trajano, propietaria de la red de tiendas Magazin Luiza, pero ella ya ha dicho que no tienen ninguna aspiración presidencial.

La centroizquierda tiene como alternativa al exministro Ciro Gomes, tercer candidato más votado en las presidenciales de 2018, pero las fuerzas que lo apoyaban están en este momento más cerca de Lula que del dirigente del Partido Democrático Laborista.