Más presión

Editorial
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Tiene toda la razón el presidente Duque al pedir a la Unión Europea, UE, más presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, que es a todas luces la dictadura más brutal que ha visto América Latina en su historia reciente.

Es que el mundo recuerda que durante la enfermedad del presidente Hugo Chávez, Maduro asumió la presidencia de Venezuela. Tras las elecciones de 2012, el mal estado de salud de Chávez le impidió tomar posesión del cargo el 10 de enero, sin embargo, siguió en el cargo hasta su fallecimiento ocurrido el 5 de marzo de 2013. Al morir Chávez, Maduro asumió la presidencia tres días después.

Ante esta situación, personalidades nacionales e internacionales denunciaron que, según lo establecido en el artículo 233 de la constitución, no debía ser el vicepresidente Maduro quien asumiera el cargo, sino Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional; sin embargo la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia lo declara presidente encargado y posteriormente, Maduro fue proclamado presidente de Venezuela tras las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013. Desde su elección como presidente el 19 de noviembre de 2013, Maduro ha gobernado Venezuela por decreto durante la mayor parte del tiempo y durante los gobiernos de Chávez y Maduro, Venezuela ha enfrentado una grave crisis social, económica y política, aumento de la delincuencia, inflación, pobreza y hambre.

A partir de abril de 2014, debido al aumento de la escasez en Venezuela y disminución de la calidad de vida, se producen protestas en todo el país, provocando un descenso rápido y progresivo en la popularidad de Maduro, pérdida de popularidad que se vio consolidada con la victoria opositora en las elecciones parlamentarias de 2015, y el inicio de un proceso para revocar el mandato de Maduro a través de referéndum, sin resultados debido a que Maduro concentra el poder a través de otros órganos en manos del oficialismo, como el Tribunal Supremo de Justicia y el Poder Electoral, así como las Fuerzas Armadas.

Maduro, al igual que Chávez, ha sido señalado como autoritario, y dictador, sobre todo después de la suspensión del movimiento para revocar su mandato a finales de 2016, y una posterior crisis institucional el 29 de marzo de 2017, en la que el Tribunal Supremo de Justicia se atribuyó a sí mismo las funciones de la Asamblea Nacional, siendo esta medida considerada por la propia Asamblea y la Fiscalía General como una ruptura del hilo constitucional o incluso un autogolpe de estado, si bien posteriormente el Tribunal revisó su sentencia y corrigió algunos aspectos controvertidos ante el repudio internacional. La decisión resultó en protestas a nivel nacional; Maduro respondió con la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, bajo condiciones electorales consideradas como irregulares, incluyendo por la Fiscal General Luisa Ortega y la compañía de las máquinas de votación Smartmatic.

Por esto, el presidente Duque planteó en su petición, varios propósitos muy claros para sumar al esfuerzo de la comunidad internacional y acabar el fin de la dictadura; un proceso a través de un Gobierno de transición con representación amplia y unas elecciones libres, que son tres condiciones cruciales.

El papel de la Unión Europea es fundamental por que su apoyo en la respuesta a la crisis migratoria venezolana; es particularmente importante la presión que debe seguir ejerciendo para el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Se requiere cada vez más presión y, también, más articulación de esa presión y Bruselas debe ayudar a que en Venezuela gane la democracia, en estado de gravedad en retos humanitarios, de la seguridad y la salud; lo más grave es la permanente connivencia y protección que la dictadura de Venezuela da a los grupos terroristas y narcotraficantes en su territorio. La destrucción social, la ignominia y todo lo que es el aniquilamiento del aparato productivo en Venezuela ha detonado la crisis migratoria más grande que hoy hay en el mundo.

Alrededor de seis millones de personas son las que han dejado el territorio venezolano por este motivo y Colombia ha recibido al 34 % de ellas, abordado esa crisis con un sentido humanitario y fraterno.

Se debe ser realista; Colombia no puede afrontar de manera sostenible una crisis como ésta si la comunidad internacional no presta atención, más cuando esta la crisis humanitaria, a la que se suma la pandemia de la Covid-19, Colombia debería tener más capacidad para manejar recursos y el país necesita esa ayuda humanitaria.


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