¿2024?

Editorial
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Un Donald Trump con su  turbulenta presidencia y privado de sus armas de difusión masiva llegó a Palm Beach, Florida, para instalarse en su club Mar-a-Lago con una pregunta rondando en el aire: ¿Volverá a intentar la conquista de la Casa Blanca en 2024?

El republicano prefirió reunirse con los suyos en Florida, un estado importantísimo para sus futuras aspiraciones políticas; hay que reconocer sus logros a pesar de los eventos deplorables y bochornosos del 6 de enero, en los que sus partidarios asaltaron en Capitolio. Horas antes del asalto, Trump les dijo a sus partidarios que no pensaba reconocer nunca la victoria de Biden en las elecciones de noviembre de 2020, porque fueron un robo, una acusación sin pruebas que sigue repitiendo hoy en día.

Sus anteriores viajes hasta Palm Beach y Mar-a-Lago, la "Casa Blanca de invierno", como la llamó pomposamente, fueron casi siempre por vacaciones y normalmente entre Acción de Gracias  en noviembre y Semana Santa, en primavera ya que jugar al golf fue su principal actividad, según contaron en miles de reportes los periodistas que acompañaban al presidente republicano en esos viajes.

Pero esta vez llegó para quedarse. Mar-a-Lago, una recargada mansión de fines de los años 20 convertida por Trump en un club privado en los años 90, es desde finales de 2019 su domicilio. Antes de ser presidente, Trump se dedicaba a dirigir su grupo de empresas, pero tras la llegada a la Presidencia delegó esa tarea en sus hijos, que, según han publicado diversos medios, también van a establecerse en Florida.

Aunque cuando anunció que dejaba Nueva York, donde tenía domicilio en la Torre Trump, habló de que los neoyorquinos le habían tratado mal, los medios mencionaron que Florida tiene una ventajosa política fiscal para las grandes fortunas. Pero también cuenta que en Florida goza de simpatías entre un porcentaje importante de la población, como demuestra su cómoda victoria en este estado en noviembre, en contra de los pronósticos de las encuestas, y con leales congresistas que le han seguido apoyando incluso después del asalto al Congreso.

Trece representantes y senadores de Florida se opusieron a la certificación de Biden en el Congreso, entre ellos Mario Díaz-Balart, Rick Scott y Carlos Giménez y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ganó el puesto con el respaldo de Trump y ha estado alineado a sus políticas en todo momento.

Antes de dejar la Presidencia, Trump anunció sus aspiraciones de ser candidato a la Casa Blanca en las próximas elecciones y ya se han visto banderas y otra parafernalia con la inscripción "Trump 2024" en mítines y otras reuniones y se han recaudado millones de dólares para ese fin. Pero está por ver si podrá hacerlo, pues todavía puede ser sometido a un juicio político en el Senado como presunto instigador de la violencia desatada por sus seguidores en el Congreso y en caso de ser hallado culpable, podría ser inhabilitado para cargos electivos.

La toma del Congreso hizo que el apoyo a una posible candidatura de Trump en 2024 haya bajado de manera acusada, pero aún así sigue siendo el que tiene más gancho en la filas republicanas.

El 42 % de los republicanos dijo que votaría por el presidente saliente dentro de cuatro años, mientras que a finales de noviembre el porcentaje era de un 54 %, siendo el vicepresidente saliente Mike Pence, el segundo con más respaldo, con un 16 %.

Muchos analistas no creen  que Trump, al que se acusa de haber intentado un "autogolpe" el 6 de enero, logre llegar de nuevo a la Presidencia, debido a los obstáculos que debe enfrentar para lograrlo son formidables, incluyendo desde su edad -78 años en 2024- a juicios por algunas de sus actuaciones y posibles nuevas revelaciones sobre su conducta y también el miedo a perder otra vez, a pesar que la gente no se olvida de sus logros económicos que beneficiaron a los estadounidenses.

Aunque su legado se ha mancillado por lo que ocurrió el 6 de enero, parece que aún así es una figura muy relevante en el movimiento conservador y en el Partido Republicano  y si va a ser el candidato de aquí a cuatro años, ¿quién sabe? Eso es muchísimo tiempo en la política de Estados Unidos.