Inmigración europea en Suramérica

Editorial
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Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa quedó destruida física y moralmente; sus ciudades y pueblos desaparecieron y solo se apreciaban los escombros. Era la ruina verdadera y en el rostro de sus habitantes se notaba su pobreza y el hambre que padecían.

En consecuencia, la gran mayoría de sus habitantes pensaron en buscar nuevos horizontes en Suramérica, como sucedió igualmente con Gran Bretaña donde los irlandeses en condiciones casi paupérrimas tomaban rumbo a América del Norte. El puerto de Nueva York empezó a ver como arribaban millares de nuevos moradores de esa nacionalidad, como los ascendientes de ex presidente John Kennedy que llegaron de Irlanda.

Venezuela y Argentina fueron los dos países suramericanos que acogieron más europeos. En Buenos Aires se concentraron especialmente italianos e ingleses; de ahí que muchos de los apellidos de ex presidentes argentinos como Frondizi, Aramburu, Balbín, Videla, Duhalde son originarios del Viejo Continente. Los jugadores de futbol en su mayoría han tenido antepasados italianos por ejemplo Carrizo, Yacono Ferrari, Angelillo, Maschio por mencionar a algunos y eso sucedía en 1951.

El General Juan Domingo Perón estaba en la Presidencia cuando lo acompañaba Evita la que hacía vibrar a sus descamisados como ella llamaba a su pueblo. Ellos, porque fueron ambos, invitaron a los europeos a mirar hacia la patria gaucha, facilitándoles todo para ese fin. Esa invitación produjo resultados inmediatos dado que llegaron a su capital cantidad de familias en la búsqueda de un mejor estar.

De la misma manera en Venezuela un sin número de italianos, austríacos y alemanes pisaron de un momento a otro territorio venezolano, toda vez que les abrieron sus puertas de par en par. Era el año 1953 y gobernaba el General Marcos Pérez Jiménez.

Con criterio expansionista y con miras a facilitar el ingreso de sus familiares el Departamento de Inmigración masivamente informó a los austríacos, alemanes e italianos residenciados en el país de que si carecían de los medios económicos para costear el traslado de sus familias a Venezuela, el Instituto Nacional Agrario gestionaría ante el Comité de Migraciones Europeas el viaje gratuito de aquellos que tuvieran con ellos vínculos de sangre, siempre que su ingreso fuese con Visa de Inmigrante; simplemente era diligenciar un formulario o planilla de solicitud y con eso bastaba.

En efecto en esas dos naciones presididas por dos dictaduras militares, recibieron acogida aquellos que abandonaban sus seres queridos para abrirse campo y comenzar otra vida en esos territorios de América Latina. Lograron la gran mayoría no solo acomodarse sino crecer en el orden personal, intelectual, laboral y económico contribuyendo en buena parte al desarrollo industrial, científico, educativo y de obras públicas de envergadura.

Pusieron por ende un grano de arena de singular importancia en la prosperidad venezolana y argentina y se constituyeron como los dos países más ricos del Sur de América; es más, Argentina en esa época fue el primero en el mundo en ingreso per cápita y en el PIB.

Ahora esos mismos pueblos inmensamente ricos registran en Suramérica el índice más alto de pobreza. En Venezuela los regímenes comunistas de Chávez y Maduro empobrecieron a los venezolanos. Eso es lo que fabrica el comunismo. Ofrecen pajaritos de oro para subir al poder y ese contenido aurífero es para unos pocos los que están en las cúpulas de gobierno y sus familias porque la mayoría de su pueblo queda en la verdadera miseria, resultado de ese sistema totalitario.

En Argentina la pareja de los Kirchner pauperizó a los argentinos. La administración de Macri ciertamente encontró un Estado casi fallido; pero, lejos de ser eficaz en su gobierno por el contrario no cumplió metas ni sociales ni económicas u estuvo totalmente erróneo y desorientado. Por eso volvieron los peronistas a gobernar con la dupla de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, siendo hoy el panorama más tétrico, en muchos años.

Esos inmigrantes europeos radicados en Venezuela y Argentina, perdieron su riqueza y estabilidad familiar y quedaron sus hijos y nietos desesperanzados, tristes, con un porvenir semejante al de sus abuelos cuando emprendieron el viaje a Suramérica.

A pesar de los malos gobernantes, Buenos Aires una de las ciudades más bellas del mundo, se conserva sin tanto deterioro. Caracas, con su clima primaveral que la hacía ser una ciudad cordial, pintoresca y acogedora, está absolutamente descuidada.

Era un gran sitio para vivir, hoy, es una ciudad lúgubre, con malos servicios públicos, donde todo escasea a pesar de ser potencia petrolífera hace falta incluso la misma gasolina, para que los ciudadanos puedan transportarse y evitar largas y tediosas caminatas que son un peligro, por la inseguridad reinante.