¿Pekerman, la solución en la selección?

Editorial
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Valga la verdad las dos derrotas en la eliminatoria de nuestra selección de futbol ante Uruguay y Ecuador fueron desastrosas, tristes y catastróficas. Nos arrollaron, nos han producido vergüenza, nos arrodillaron, nos dominaron y nos golearon en ambos partidos.

Peor no ha podido ser; hasta el punto de que algunos deportistas ecuatorianos en actitud grosera y condenable se burlaron de los nuestros. Nunca habíamos perdido con esas dos selecciones con tantos goles en contra; por el contrario, el balance era a nuestro favor sobre todo con Ecuador. Pero merecíamos esas dos salidas en falso dado que faltó por parte de los jugadores compromiso, pundonor, entrega, coraje, ganas de hacer bien las cosas.

Desde luego en esa circunstancia negativa contribuyó enormemente el técnico portugués Queiroz. En una empresa cualquiera que sea, el conductor, el comandante, el jefe debe ser un líder para que sus hombres alcancen la victoria, las metas, los objetivos en cada uno de los campos bajo su responsabilidad Tiene que darles ejemplo, confianza, moral, hacerlos sentir que son los mejores, tener comunicación formal y espiritual, crear empatía y todo ello en su conjunto genera la mística fruto del liderazgo.

Queiroz en Asia clasificó a Irán, no es mérito porque en ese continente no hay cultura futbolística. Evidenció desorientación y desconexión con sus subordinados, por ello su fracaso. Una actitud conformista; ahí cabe la frase anónima “no te conformes con lo que necesitas, lucha por lo que te mereces”. Malos planteamientos tácticos, cambios absurdos e inconvenientes durante los partidos, mala disposición de los jugadores en la cancha.

¿Cómo es posible que a Cuadrado que juega siempre a la ofensiva para crear goles en el área lo haya puesto en la defensa? Algo inadmisible, simplemente desconocimiento de sus jugadores.

Acabamos con nuestro prestigio futbolístico derivado de nuestras excelentes presentaciones en los dos últimos mundiales. Quedamos quintos en el Brasil. 2014, llegando a cuartos de final, con la dirección de Pekerman y mostramos un equipo, una labor de conjunto, una mística, un sentido de pertenencia, un amor por la camiseta, en síntesis dejamos translucir envergadura profesional; nos ganamos el respeto internacional.

Los técnicos no se improvisan, no aparecen ni se hacen al azar, se tiene la certeza por ejemplo de que un Mourinho o un Guardiola con toda su sabiduría en el balompié, acostumbrados al manejo de clubes y no de selecciones, tampoco darían resultado al frente de una selección suramericana.

Otra cosa que es digna de análisis consiste en que la eliminatoria más pesada, con equipos todos competitivos es la de América del Sur. En este momento no hay selecciones de más calidad futbolística porqué antes sí las hubo. Otrora predominaba Argentina, Brasil y Uruguay cuyas selecciones han sido campeonas mundiales. Eran poderosas y de antemano se sabía que se imponían, incluso por marcadores abultados.

Hoy la situación es muy distinta. Por eso mismo no solo son sorprendentes las dos caídas en el campo sino las goleadas que le propinaron a Colombia. En la escogencia del nuevo Director Técnico es menester tener en cuenta no solo su palmarés sino que toca que se adecue o se ajuste a nuestra idiosincrasia, que conozca quienes somos y como nos comportamos. Pekerman nos sentía, nos quería, se involucraba con el sentimiento patriótico, quizás por el hecho cierto de que una hija había nacido en Medellín y sus vivencias en nuestro país le generaban un recuerdo afectuoso. En consecuencia desde que asumió como entrenador de nuestra selección le quedó fácil compenetrarse con sus responsabilidades.

Su trayectoria tiene que ver con selecciones juveniles de Argentina a las cuales les dio títulos mundiales. Con Colombia debemos reconocer que realizó una labor importante. Infortunadamente no fuimos gratos con él y críticas injustas y fuera de tono de algunos comentaristas deportivos dieron lugar a su renuncia. Pero a pesar de esa incómoda y razonable situación en que se vio envuelto no dudamos de que si le ofrecen el cargo volvería a dirigirnos, por cuanto lleva muy hondo a Colombia en su alma y en su corazón. Nos conoce de sobra por ende entraría prácticamente a continuar su proceso. Es estimado por los jugadores, a muchos de ellos los convocó y les inculcó madurez futbolística. Los colombianos gozarían con su designación; no pensemos en otros que tienen que empezar de cero, Pekerman es la mejor solución.