Una larga reconstrucción

Editorial
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La temporada de huracanes por el Caribe todavía no pasa y lejos de terminar, ahora se conoce que habría la posibilidad de uno nuevo que pasaría por La Guajira y nuevamente el Caribe, lo que significa que nuestro departamento y todos sus playas y costas estarían también en peligro.

Después del paso del Iota por el país, uno de los departamentos más afectados fue San Andrés; tres días después del embate del huracán contra el archipiélago caribeño, Providencia y Santa Catalina, las autoridades colombianas intentan restablecer los servicios esenciales en las islas sumidas en la destrucción y donde murieron por lo menos dos personas y una más sigue desaparecida.

Fue un paso terrible y preocupante para los isleños y los colombianos. El huracán, primero de categoría 5 que golpea el país, afectó las tres islas que suman unos 65.000 habitantes, dejando a miles de ellos sin vivienda y con pérdidas incalculables. Una vez recuperados del pánico causado por la furia del huracán, los damnificados se auxilian unos a otros mientras el Gobierno llevaba a todos ayuda humanitaria.

Tal fue la magnitud de la catástrofe que el presidente Duque, declaró por un año la situación de desastre en el archipiélago, una norma con la que espera mitigar los efectos de la emergencia, asistir a la población damnificada y restablecer los servicios de salud, energía, comunicación y agua.

Es la hora de ayudar a nuestros hermanaos sanandresanos; a esa zona, agobiada por el abandono histórico de las instituciones del Estado, llegó el presidente Duque, quien viajó de nuevo desde San Andrés a Providencia, la isla más afectada del archipiélago. Iota irrumpió en esa paradisíaca isla y borró casi la totalidad de su infraestructura dejando a su paso solo escombros, árboles caídos, varios heridos y viviendas en ruinas.

Para enfrentar la emergencia, el presiente Duque y las autoridades se enfocan primeramente en entregar ayudas humanitarias, remover los escombros, limpiar el área, ofrecer atención en salud, y restablecer las comunicaciones, el flujo de energía y el suministro de agua. El presidente puso en marcha un plan de reconstrucción de 100 días, aunque no descartó que dicho tiempo se extienda dado el nivel de afectación que sufrieron las islas, donde por fortuna no hubo más víctimas mortales, como él mismo reconoció ayer.

La prioridad de su Gobierno en las próximas semanas será brindar asistencia humanitaria a los damnificados, desplegar el mayor número de carpas para la protección de las familias, con sus respectivos colchones, así como en entregar medicamentos y kits de alimentación y de higiene.

San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que conforman el único departamento insular de Colombia, ubicado frente a las costas de Nicaragua y a más de 700 kilómetros de la Colombia continental, son un territorio sensible por el desamparo en el que han vivido por décadas sus habitantes y por los reclamos de esa nación centroamericana sobre las islas.

En noviembre de 2012 Colombia sufrió un revés diplomático cuando tras un prolongado litigio planteado por Nicaragua, la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, emitió un fallo en el que confirmó la soberanía colombiana sobre siete cayos cercanos a las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, pero le dio al país centroamericano una porción de mar mayor que la que tenía anteriormente.

Después del desastre causado por Iota surgieron en el país decenas de campañas para recoger alimentos no perecederos, ropa y artículos de primera necesidad que serán destinadas a los isleños.

Con las donaciones, que han sido promovidas desde el Gobierno, por el despacho de la primera dama, María Juliana Ruiz, con la campaña “Ayudar nos hace bien”; por empresas privadas y por particulares en distintas regiones de Colombia, se espera atender en parte las necesidades más urgentes de los habitantes del archipiélago porque la reconstrucción de las casas tardará.

Ahora es tiempo que los colombianos hagamos presencia en San Andrés; el gobierno nacional ya lo esta haciendo, la Primera Dama de la nación también se ha unido y gestiona y lleva ayuda, pero también se necesita de la mano solidaria de todos para socorrer a los isleños que tanto lo necesitan.