Cumpliendo

Editorial
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La lucha contra el narcotráfico no baja la guardia, más cuando los grupos guerrilleros obtienen millonarias ganancias de este producto para financiar sus ataques atroces contra la ciudadanía, generando violencia y desestabilización y alejándose cada vez más de la paz.

El trabajo de la erradicación de cultivos ilícitos es diario, los miembros de la Fuerza Pública han erradicado más de 98.000 hectáreas de coca con lo que ya superó el total logrado el año pasado que fue de 94.670 hectáreas, destacando también que las incautaciones de cocaína se han incrementado en un 13 %.

Este trabajo en conjunto lleva planeación, dedicación y tiempo, lo que puede llevar a retrasar las acciones legales contra este delito, pero al final llegan y cumple con su misión de destruir los cultivos ilícitos de marihuana, amapola y hoja de coca. En algunos casos se usa el Paraquat, que es medianamente efectivo en la destrucción de los cultivos, pero tiene un elevado nivel de toxicidad en animales, y un alto riesgo para la salud humana y en la mayoría la erradicación es manual.

En un informe de Monitoreo de Territorios Afectados por Cultivos Ilícitos en Colombia, se demostró que el área sembrada de cultivos ilícitos pasó de 169.000 hectáreas en 2018 a 154.000 hectáreas en 2019, y, el 78% de los cultivos de coca se concentran en cuatro departamentos, siendo Nariño y Norte de Santander los que agrupan más del 50% de toda la coca del país. Si se suman Putumayo y Cauca, en esos cuatro departamentos se concentra el 78% de los cultivos de coca en Colombia.

A 24 de octubre se lleva 98.056 hectáreas de coca erradicadas en el país, una cifra importante, pues supera el total de erradicación de la fuerza pública en todo el 2019.
Vale la pena destacar la labor del Ejército y los erradicadores, ya que pese a la violencia y sevicia con la que actúan los grupos armados organizados al servicio del narcotráfico, con la utilización de minas antipersonal y francotiradores, se cumple con el deber.

La disminución muestra la interrupción de la tendencia de crecimiento de los cultivos de coca, que alcanzó un récord de 171.000 hectáreas en 2017, valorando como la mejor disminución porcentual de los últimos seis años.
A corte del 15 de octubre las acciones de las autoridades han permitido desmantelar 4.215 laboratorios en los cuales se procesaba la droga ilícita, y en octubre, durante la cuarta fase de la operación Resplandor, la Policía Antinarcóticos ubicó y destruyó 232 laboratorios de droga en los departamentos del Cauca, Caquetá y en el Putumayo, fronterizo con Ecuador.

Los comandos jungla, así como el personal de inteligencia y policía judicial, avanzan en la destrucción de esta infraestructura que, en muchas ocasiones, es ubicada por los grupos narcotraficantes en resguardos indígenas, poniendo en peligro a las comunidades y vulnerando sus derechos; en materia de interdicción se incrementaron las incautaciones de cocaína en 13 % este año, pues se han decomisado 388 toneladas entre el 1 de enero y el 15 de octubre, en comparación con el mismo periodo del 2019.

Las incautaciones de marihuana también han aumentado en 38 %, al pasar de 310 toneladas en 2019 a 427 en 2020, lo que muestra el trabajo del gobierno nacional, la Fuerza Pública y la colaboración de la ciudadanía.

El gobierno sigue avanzando en el proceso para reactivar la aspersión aérea con el herbicida glifosato suspendido hace cinco años ya que permitirá reducir significativamente el área con cultivos ilícitos en Colombia.

El enemigo de Colombia es el narcotráfico, no un herbicida. La aspersión, en conjunto con la erradicación y la sustitución, es indispensable porque el narcotráfico mata, comete masacres, acaba con la vida de líderes sociales, deforesta, induce a los jóvenes al consumo y al crimen, genera corrupción y atenta contra los derechos humanos.