Debe ser una celebración diferente

Editorial
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A pocos días de celebrarse la Fiesta de los Niños, conocida en algunos países como Halloween, Colombia no puede retroceder en lo ganado en la batalla contra la Covid-19; lo peor que le puede pasar es un rebrote, y hay que perseverar en esa conversación, mensaje que llega desde el Presidente de la República, pasando por el Ministerio de Salud, cuyo tema fundamental es no a las aglomeraciones y a seguir ejerciendo controles puntuales.
El origen de esta festividad radica en los antiguos pueblos celtas que solían realizar una gran ceremonia para conmemorar el final de la cosecha. Esta celebración ocurría a finales de octubre. Esta fiesta fue bautizada con la palabra gaélica de “Samhain”, cuyo significado etimológico es el final del verano. Esto es porque durante esta celebración se despedían de Lugh, dios del Sol; los celtas habitaban diversas regiones de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia.

Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas. Los celtas, al igual que muchas culturas prehispánicas, creían que en “Samhain” los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los mortales y el año céltico concluía el 31 de octubre, en el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas; para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años de generación en generación.

La costumbre era dejar comida y dulces afuera de sus casas en manera de ofrenda; por otro lado, era común encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y descanso junto a “Lugh”. Por otro lado, en la noche del 31 de octubre también se hacían rituales que tenían un carácter purificador para despedir el año.

En Colombia, la celebración del Halloween se toma de las influencias norteamericanas, desde donde se ha visibilizado la actividad en el mundo; esta festividad ha ido ganando terreno con el transcurso del tiempo y actualmente se celebra entre los niños y jóvenes, por lo que ya no se conoce como Halloween, sino como la Fiesta a los Niños.

Anteriormente en Colombia esta celebración venía acompañada de disfraces de monstruos, fantasmas, zombis y brujas concepto que también cambio con la fiesta; ahora, se ven disfraces de todo tipo en los niños que suelen salir a pedir dulces a sus vecinos y los jóvenes: Los adultos salen a disfrutar en clubs nocturnos disfrazados igualmente y participan de esta festividad también.

Para este día algunos locales realizan eventos como concursos o desfiles de disfraces, aquellos que no quieren invertir en un atuendo lo suelen elaborar dentro de casa, tradición que es común en los hogares colombianos.
Ahora con la nueva normalidad, todo ha cambiado; el presidente Duque ya anunció cual es la decisión del gobierno nacional con respecto a este tema y la Covid-19, y solicito a los gobernadores del país persistir en el mensaje a la población de cero aglomeraciones y de mantener los protocolos de bioseguridad para evitar rebrotes de la Covid-19, ya que considera que la Fiesta a la Niños, que se celebra el 31 de octubre, dará la pauta, también, para el manejo de la pandemia durante las festividades de diciembre próximo.

La celebración del 31 será un reto para los colombianos; un reto importante pero pequeño, comparado con lo que puede ser la jornada decembrina, pero lo que se haga bien en esta próxima fiesta servirá de pauta para poder administrar la temporada de diciembre con las novenas, con el cariño de todas las familias, pero llevando mensajes de salud de guardar los protocolos de bioseguridad.

La principal preocupación radica en la necesidad de no bajar la guardia frente a la pandemia; gracias al trabajo del gobierno nacional Colombia ha sido capaz de duplicar las unidades de cuidado intensivos en tan solo seis meses y no hay otro país de América Latina que haya hecho.


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