Nueva arma arrojadiza

Editorial
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La severa escasez de gasolina a la que volvió Venezuela en las últimas semanas, después de un período de abastecimiento de poco más de tres meses, encuentra un culpable claro según quien la denuncie, con acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición, que se trasladan de forma pública las culpas.
Y es que para el Gobierno de Nicolás Maduro la responsabilidad por la escasez recae en las sanciones de Estados Unidos contra la industria petrolera venezolana, que asegura fueron promovidas por la oposición en medio de la disputa que mantienen ambos bandos por el poder.

Pero los detractores de Maduro aseguran que la incapacidad del Gobierno y las malas políticas en la estatal Petróleos de Venezuela, Pdvsa, mermaron la capacidad refinadora local, y son solo estas las causas reales de la crisis.

Así, la escasez de gasolina pasó a ser la nueva arma arrojadiza entre el Gobierno y la oposición, en una pelea que tiene a los ciudadanos en ascuas y formados en largas colas para repostar.

En marzo pasado, cuando el país detectó sus primeros casos de Covid-19 y entró en cuarentena, la administración de Maduro anunció que un bloqueo le impedía comprar precursores para refinar gasolina, lo que llevó a una etapa de duro racionamiento que se mantuvo varias semanas.

El suministro mejoró con la llegada de cinco buques cargados con millones de litros de gasolina proveniente de Irán, país también sancionado por Estados Unidos. desde hace lustros, pero con mejor y mayor capacidad de gestión, a tenor del manejo de sus recursos, que, al revés que Venezuela, se puede permitir el lujo de exportar.

Pero tres meses después de la recepción del combustible, sin nuevas compras y la refinación propia reducida a cero, el país caribeño vio regresar, hace ya dos semanas, las largas colas para repostar gasolina, un grave problema que permanece sin un horizonte claro de solución definitiva.

En Caracas, algunos ciudadanos reportaron haber estado en filas para repostar hasta 9 horas; pero en regiones como el occidental estado de Táchira, que limita con Colombia, la escasez llevó hace diez semanas a que el combustible esté destinado solo a los llamados sectores priorizados, como el transporte de alimentos o las flotas de vehículos de los cuerpos de seguridad. En el corto plazo, el abastecimiento no va a mejorar, no se ve al Gobierno de Maduro produciendo gasolina, así que la escasez va a empeorar ya que destruyeron el parque refinador y Venezuela tenía capacidad de refinación de 1.3 millones de barriles por día, que producía suficiente petróleo, refinaba suficiente petróleo.

Venezuela tenía capital humano altamente adiestrado para echar a andar las refinerías, pero que despidos políticos en Pdvsa, como los que dictó el fallecido presidente Hugo Chávez, 1999-2013, después de una huelga petrolera en 2002, y la propia crisis, alejaron a los mejores técnicos del país.

En enero de 2019, el Gobierno de Donald Trump impuso sanciones directas contra Pdvsa, al tiempo que bloqueó todas las propiedades y activos de esta empresa bajo jurisdicción estadounidense. Estas medidas, que entraron en vigencia a finales de abril de ese año, prohíben la importación a Estados Unidos de petróleo venezolano y sanciona en el primer país a quienes hagan negocios con la estatal petrolera.

Una solución a mediano plazo para la escasez podría llegar de la mano de acuerdos entre el Gobierno de Maduro y la oposición, pese a que de forma mutua ambos bandos no se reconocen como legítimos. Meses atrás el Gobierno de Maduro y la oposición se pusieron de acuerdo para que la OPS distribuyera ayuda humanitaria en el país, usando recursos que manejan los dos sectores.

La escasez de gasolina es un daño colateral en la guerra por el poder que mantienen el chavismo y la oposición en Venezuela. En este sentido, el Gobierno desea abastecer el mercado y estabilizarlo, mientras que la oposición ve en la escasez la oportunidad de un cambio de Gobierno a través de una explosión social.

Pero las víctimas de esta disputa, los ciudadanos, parecen no notar estas maniobras por estar ocupados en resolver problemas cotidianos mientras luchan a la vez contra la pandemia. Los ciudadanos en Venezuela no escuchan mucho lo que dicen los políticos, están sometidos a muchos problemas y la comunicación política no les llega, y no están actualizados ni interesados ya que ven que la situación no cambia.