Cubanos y venezolanos en la mitad

Editorial
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Cortejados por Donald Trump desde antes de ser presidente, los cubanos y venezolanos radicados en Florida son, entre los hispanos, la piedra en el zapato del candidato presidencial demócrata Joe Biden en su andadura para ganar este decisivo estado en las elecciones de noviembre.

Cortejados por Donald Trump desde antes de ser presidente, los cubanos y venezolanos radicados en Florida son, entre los hispanos, la piedra en el zapato del candidato presidencial demócrata Joe Biden en su andadura para ganar este decisivo estado en las elecciones de noviembre.

Las encuestas de la última semana han mostrado que si bien lleva la delantera en la intención de voto, el exvicepresidente no tiene asegurada la victoria en Florida y necesita más votos hispanos y de otros grupos para compensar el tradicional apoyo de los blancos del centro y norte a los candidatos republicanos.Cubanos y venezolanos, que representan 650.000 y 50.000 votos potenciales, respectivamente, podrían hacer la diferencia, pero ambos están seducidos en su mayoría por la mano dura y la retórica agresiva de Trump hacia los Gobiernos de sus países, a pesar de que no ha logrado por ahora los cambios en el poder que ellos quisieran.

El que fuera vicepresidente con Barack Obama, 2009-2017, ha prometido conceder a los miles de venezolanos huidos a Estados Unidos por la grave crisis en su país un Estatuto de Protección Temporal, TPS,  para que puedan regulalizar su situación aquí, pero esas personas todavía no tienen derecho al voto.

Además, no ha manifestado cuál será concretamente su política hacia la dictadura de Maduro, mientras que la Administración Trump ha dictado sanciones políticas y económicas y calificado al régimen de tiranía, además de reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Todo esto no ha logrado un cambio político en Venezuela ni hacer que la crisis económica y social sea más llevadera para los venezolanos, pero al menos es algo frente a la inexistencia de pronunciamientos de parte de Biden; pareciera que la estrategia de su campaña fuera no decir nada para no crearse problemas.Por el contrario, la  estrategia comunicacional de Trump ha creado la percepción de que su política hacia Venezuela ha tenido resultados y en política la percepción es un activo.

En el caso del exilio cubano, el problema con Biden no es lo que no ha dicho, sino que ha señalado que piensa continuar con la política de acercamiento al régimen cubano que tuvo Obama. Eso significa más de lo que ya se ha vivido en referencia a las concesiones que a partir de 2015 el Gobierno del demócrata hizo al Gobierno cubano, entonces presidido por Raúl Castro, sin exigirle que hiciera nada a cambio de acuerdo a la opinión del exilio.

Nadie entiende y conoce mejor el problema de Cuba que el exilio cubano; es cuestión de tiempo que una política firme de sanciones económicas y políticas como la que ha aplicado Trump al sangriento régimen que lleva 61 años en el poder en la isla produzca los resultados buscados.